Preparemos los caminos – ya se acerca el Salvador – y salgamos, peregrinos, al encuentro del Señor.
Ven, Señor, a liberarnos, ven, tu pueblo a redimir; purifica nuestras vidas y no tardes en venir.
El rocío de los cielos sobre el mundo va a caer, el Mesías prometido, hecho niño va a nacer.
De los montes la dulzura, de los ríos leche y miel, de la noche será aurora la venida de Emmanuel.
Te esperamos anhelantes y sabemos que vendrás; deseamos ver tu rostro y que vengas a reinar.
Consolaos y alegraos, desterrados de Sión, que ya viene, ya está cerca, él es nuestra salvación. Amén.