Lo viejo ha pasado

jueves, 22 de diciembre de
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Cristo nos regala su eterna misericordia, una misericordia que nos permite comenzar de nuevo, una y otra vez.

El titulo de este texto es sacado de la cita 2 Corintios 5, 17, y continua diciendo “y ha comenzado algo nuevo”.

Es decir, Cristo nos pide que dejemos de permitirle a nuestro pasado perturbarnos, que dejemos de lado la culpa del pecado cometido hace años, que podamos perdonar circunstancias de nuestra historia de vida para poder aferrarnos a eso nuevo que Dios nos quiere regalar, que podamos dejar las falsas imagenes que tenemos de él para poder abrirnos plenamente a su amor. 

A veces hay que llorar y dejar que el espiritu santo nos limpie por dentro, nos sane para poder seguir con nuestra vida, pero para eso tenemos que estar dispuestos a enfrentar lo que tenemos que enfrentar, a dejar el miedo de lado y llorar lo que tengamos que llorar, cuestionar a Dios lo que no entendemos, y asi, poder de apoco ir dejando de lado esas cadenas que no nos permiten unirnos y hacer propias las promesas de Dios para nuestra vida.

Si nos vamos a Corintios 12, 9, Pablo le ora a Dios por su pecado 3 veces para que le saque esa espina que representa a Satanas en su corazon, pero Dios le responde “te basta mi gracia, ya que la fuerza se pone en manifiesto en la debilidad”.  

No esta mal reconocernos debiles, pecadores, ya que eso nos recuerda que no somos Dioses, sino que somos humanos y que tenemos nuestras limitaciones y nuestros errores. Es eso lo que nos hace volver a Dios una y otra vez, el arrepentimiento, no la culpa. Y en esa debilidad es en donde  nos hacemos fuertes en Cristo nuestro Señor.

Todo lo viejo ya paso, una vez que le entregamos nuestro pecado o lo que fuese que nos este atando, él lo toma y te regala una nueva vida.

Gracias señor por tu misericordia y tu eterno amor que nos permite dejar el pasado atras y mirar hacia adelante, que podamos entender que somos humanos, que podamos perdonar y perdonarnos a nosotros mismos por nuestros errores y  que siempre tengamos nuestra mirada fija en vos. Amen.

 

Juan Cruz Marghetich