TU VIDA ES DON, SOMBRA Y DECISIÓN

viernes, 6 de enero de
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TU VIDA ES DON…

 

Como una lana blanca con la que Dios teje parte de tu vida, es facil decirlo, pero a ver si lo entendemos. Vos sos un regalo nuevo, puro regalo, vos valés antes que cualquier logro, seas lo que seas y como seas, valés solo por “SER”.

 

Vos sos una “GRACIA”, una suma de regalos gratis. No sos ante Dios “una suma de meritos adquiridos”, sino que tu ser es algo “Recibido”.

 

Conectate entonces con ese misterio: la complacencia con que fuiste amado, solo porque habias llegado al mundo antes de saber si eras más morocho o más rubia, antes de saber si eras atleta o músico, duro o ágil de mente para estudiar, antes de méritos, antes de logros, eras amado/a por estar aquí, simplemente por ser, por puro amor gratuito.

 

Así es el amor de Dios, así es el verdadero amor, gratis, nos constituye, nos hace ser, nos pone en la existencia, nos afirma en la vida.

 

El núcleo de tu ser se sostiene en “haber sido amado/a antes de ser”, SOS, porque fuiste AMADO/A… vos, SOS DON.

 

Los que te aman gratis, te reconducen a ese núcleo, te reconectan con tu base de ser, con lo valioso de tu existencia. Por eso cuando te aman, te sentis vivir, como una planta que riegan florece y brilla… el no amado, se marchita y muere.

 

Poner condiciones para ser amado va matando, ese amor condicionado no es de Dios, el hombre es amado primero por Dios, no se salva a si mismo por sus propios méritos, sino dejándose abrazar por un amor gratuito que lo transforma y de a poco regenera y permite caminar en vida nueva… lo primero y decisivo, único y eficaz es ese Don.

 

Volvé a sentirte Don. Sos un regalo. Volvé a sentirte ese que llegó al mundo como regalo de Dios para los demás. No te evalúes según expectativas ajenas. No te compares según las medidas de otros que te comparan con sus propias expectativas. Volvé a la alegría de ser esa persona única, cuyo ser es un Don totalmente Nuevo. Animate a reencontrar tu voz única, tu camino único, tu nombre único, tu vocación única, tu diseño único de futuro.

 

A veces olvidás que la vida es don, y hacés de todo puro esfuerzo humano. Pura voluntad… y si bien hay cosas que dependen del esfuerzo, otras no: y ahí te enojás, cuando se te derrumban los planes, o cuando chocás con tus límites, o cuando no sabés parar, o relajarte, o aceptarte a vos o los demás, o disfrutar mucho más, o agradecer… o necesitar y amar.

 

Como buscador de Dios y su voz, antes que nada, dejate alacanzar por esta gracia que te devuelve tu confianza básica, y el valor de quien sos.

 

 

TU VIDA ES SOMBRA… 

 

El realismo que te maduró desde la niñez y te conduce a tu juventud y madurez, es como una lana negra, que es el contrapunto dramático a la lana blanca, donde ambas se equilibran.

 

Crecer es integrar esta verdad imprescindible. Crecer es integrar la oscuridad, y no integrarla es quedarse en un limbo de ingenuidad, en un NO-crecimiento, en una inmadurez a resguardo del filo de la historia real que viene a buscarte, que nunca es “solamente blanca”.

 

Ésta es la prueba de fuego de tu maduración psicológica y de tu crecimiento en la fe: aceptar la sombra de tu vida. Aceptar el dolor de la vida. Aceptar la cruz de la mochila propia, aceptarte, aceptar.

 

El entusiasta de la fe, en la adolescencia, se lleva el mundo por delante. Se cree que creer en Dios es igual a la felicidad, sonrisas, milagros, heroísmo, de golpe solucionar “todo”, estar a salvo de “todo”, como entrar en un mundo protegido y casi “mágico” de creyentes “a salvo del mal”.

 

¡Nada que ver!. Seguir a Jesús nunca fue eso, seguir a Jesús en el Evangelio, es hacerse cargo de uno mismo, caminar cargando la propia historia y empezar a servir… siendo compasivos, desprendiéndose del pasado que nos ata y encierra, cargando cruces que ya no hunden sino nos abren más el alma y los brazos… rumbo a Jerusalén y a la Pascua.

 

Jesús te pide que entiendas: madurar tu fe es empezar a aceptarte como sos; así te irá llevando Dios a ensanchar tu corazón hacia un amor más real, hondo y compasivo.

 

Ante mis oscuridades… no vivir ni con ocultada culpa pura, ni con autoabsolución light y ventajera “Jamás tengo nada de que arrepentirme”, como alguien siempre “perfecto”. La aceptación de uno mismo implica una comprensión más sapiencial, más compasiva, ni todopoderosa ni autocompasiva, dialogal y capaz de misericordia.

 

Y tampoco sirve, para entender las sombras de tu vida (tu lana negra), el llenarte de escapes de fe, frenéticas misiones, constantes actividades; sino parar… y contemplar más tu realidad de ansiedades, aceleres y necesidades, tan humanas, tan de claroscuros, tan dolientes a veces.

 

¿De qué vale estar al frente de algo, y mantener mil cuestiones personales sin resolver… y nunca afrontar un lío familiar o interior afectivo, un enojo corrosivo, un vicio que carcome la salud, dejar una relación tóxica o pilares personales?, que no se curan “sólo rezando”, ni posponiendo, ni acelerando, ni con más acciones o misiones solidarias que hagas.

 

Dios te quiere y te quiere CON esas oscuridades. Con esos dolores y males propios y/o padecidos. Con esas cosas nunca charladas, con esas cosas nunca lloradas, y esos pecados, SI, pecados. Con esas cosas que nunca confesás o decís con mil indirectas, de las que ya es tiempo que te dejes liberar por un amor más grande.

 

Esa es tu lana negra: asumila. Tejete con lana negra. Dios te teje con lana negra, aunque vos no lo hagas, te la escondas, o alguien fariseo perverso te ha dicho (mal) que Dios sólo teje con lana “de los re perfectos”. El mal social, el mal recibido, el mal estructural, los límites de la vida, los defectos de tu familia, lo que haya cargado tu inconsciente, lo que hayan podido lastimarte y ya sean heridas… eso también es lana negra.

 

Nadie te exige ser “perfecto moralmente”, no te compares con el moralismo, que es algo terrible que genera culpa constante y escrúpulos. El don de Dios fue crearte hombre: no ángel. Barro con aliento de amor. El color del barro es el de tu lana negra, no le tengas miedo. El paso de “adolescente en la fe” a “joven en la fe” es abrazar esta cruz. El paso a “maduro” es tejer esta lana.

 

Solo quien teje con lana negra, es humilde, realista, pequeño, necesitado, más cerca de Dios.

 

 

TU VIDA ES DECISIÓN…

 

¿Qué hacer con el Don que sos?, ¿Cómo abrazar tu sombra?.

 

Aquí llega el tiempo de hablar de lo que te hace libre, digno, conmovedor: tu opción, tu sostenido caminito de decisiones, que en el ser humano nunca son lineales, nunca son clarísimas, nunca son 2+2, nunca se ven taaan nítidas…

 

Decisión que simbolizamos con lana roja, como la sangre que late, como el color del fuego que se enciende y debe ser mantenido… y se nos apaga, claro… y que con ayuda de otros reencendemos, y a veces es brasita que resiste, sólo a veces llamarada alta y muchas veces llamita sencilla, alimentada por los leñitos de tus entregas, cosas que ofrecés, tiempos, opciones, renuncias.

 

Lana roja de tu amor, lana roja de lo que te cuesta, pues decidir algo es siempre, decir no a todo lo que NO-elegís. Tus decisiónes.

 

Decisión que esta en el núcleo íntimo de toda persona: Nadie puede decidir por vos. Ser siempre depentiende es lo contrario de crecer.

 

Y por más que haya habido muchos condicionamientos, siempre se puede decidir, siempre hay un pequeño margen de libertad.

 

Hay que aprender a tomar decisiones. Sin impulsividad; pero sin postergarlas eternamente, discirniendo, pero no complicándolas, consultando, pero no a todo el mundo sino a algún consejero de oro. No ventilándolas en redes sociales como para todo el que busca un “MeGusta” ajeno, y decidiendo con riesgo: el mundo es de los que toman riesgos con inteligencia, preparación, sentido de la oportunidad y vocación. 

 

Porque no existe la decisión perfecta; sino la decisión bien discernida, la decisión posible y oportuna. La decisión desde lo que soy y para ser.

 

Quizá con los años fuiste viendo que todo lo que te llevó a ser, con un camino sinuoso, rodeando obstáculos, un camino cuyos puntos ahora unís, tuvo momentos de decisiones acertadas, consejos luminosos, personas inspiradoras y tambien todo lo contrario. Al contemplar esa lana roja de tu vida, hace memoria de ese camino, de esas decisiónes y de esa capacidad tuya de eleigr y seguir haciéndolo pese a tantas cosas.

 

Jesús es un Maestro que llama a tomar decisiones, en su vida y enseñanza, podes ser discípulo que aprende a no irte en palabras o sentimientos, ni a confundirte entre tantos mensajes contradictorios, sino a actuar según lo que te hace ser. A decidir, a optar por un Si o un No.

 

Que claridad te inunda cuando tomás decisiónes luminosas que te hacen ser vos, según el vos único que Dios diseña de acuerdo a tu Arte amante, y con tu libertad co-creadora aceptando y asintiendo.

 

Que mal te sentís cuando no te decidís, o cuando decidiste algo y de repente… te volvés atrás, o cuando te sometías al diseño de otros… Por eso, estamos llamados a ser -diría Tolkien- Valientes Frodos, que se atrevan a viajes vitales, donde “el tiempo de la vida sea para cumplir una misión”; sin dudarlo aunque se sientan tan pequeños como un Hobbit. Sin echarse atrás. 

 

Somos las tres cosas, ninguna separada. “El soberbio o ingenuo; a la vez entusiasta” cree que es pura lana roja, pero no, tambien es lana blanca (Puro Don recibido) y negra (su amor también es limitado y necesita de humildad). Soy todo esto… lo agradezco, lo tejo, lo ofrezco, lo bendigo, lo hago mi misión vital única.

 

 

Padre Eduardo Meana

 

(Textos extraidos de lo trabajado en la Acampada Mariana 2016) 

 

 

Noelia Viltri