Señor, me invitás a seguirte.
Seguirte más de cerca, desde los piés pero más desde el corazón.
Seguirte a donde quiera que vayas. Por caminos distintos, siempre desafiantes, llenos de Vos y de los hermanos.
Abrime el corazón, renová mi deseo de ponerme en camino detrás tuyo.
Seguirte también supondrá que se me vayan pegando tus modos, tus opciones y tus amores. Que siguiéndote me haga más cercano a los más alejados, tus preferidos: los pobres y los marginados, los enfermos y los más débiles.
Me llamás a ser tu discípulo y acá estoy, queriendo darte una respuesta. Dame gracia para hoy poder decirte que sí, el resto lo harás vos.
De nuestra redacción