A veces extrañamos tiempos pasados, nuestros ojos se emocionan y añoran lo vivido. Pero aquí nos salen al cruce dos opciones: vivir en el ayer, anclándonos al pasado o dar gracias por ello y zarpar hacia el océano de novedades, re-inaugurando la vida, abriéndonos a nuevas posibilidades que Dios nos quiera regalar.
En Dios, aburrirse no está en los planes, Él puede y quiere renovarnos la mirada sobre momentos, actividades, situaciones cotidianas que antes tal vez, nos pasaran desapercibidas pero que en realidad, siempre han estado a la espera de que nos dejemos alcanzar por su intensidad de Vida en Abundancia. Volver a gustar el sabor de latir.
Si elegimos la primer opción, paz … que Dios nos espera y lo hace con nosotros. Su Amor no tiene vencimiento.
Luz Huríe
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