El sufrimiento: ¿obstáculo para la alegría?

sábado, 4 de febrero de
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Lo más oscuro de nuestra vida es siempre el dolor y la cruz. Los pequeños dolores los tomamos con filosofía. Pero los grandes y profundos…¡cuánto cuestan!

 

Lo mejor es no echarle almíbar al dolor. Lo mejor es anunciar la Buena Nueva, de que en la mano del hombre está el conseguir que su dolor sea de agonía o de parto. No podemos evitar el dolor pero podemos lograr que no nos aniquile. Podemos lograr incluso, que sirva de palanca para levantarnos. Cristo hizo de la agonía y de la muerte un camino a nueva Vida. “Marta, el que cree en Mí, aunque muera, vivirá” (Jn. 11, 25)

 

El hombre ha gastado mucho más tiempo en preguntarse por qué sufrimos que en iluminar el sufrimiento. El dolor y la angustia acompañan a cada ser humano a lo largo de toda su vida porque poseemos una naturaleza sensible a diferencia de los minerales y porque somos limitados, quebradizos, frágiles, tarde o temprano perdemos algo que nos es querible …

 

La alegría no está en una habitación lejana del dolor, sino en el piso de arriba del sufrimiento. El dolor es el cimiento de la felicidad si es asumido y trabajado. Como todo parto implica un corazón alegre pero también trabajo, sudor, lágrimas. El resultado: ¡da a luz nueva Vida!

 

 

Fuente: “Nada me quitará la alegría”

Autor: P. Antonio Cosp

 

 

Oleada Joven