Amado Dios, te doy gracias
por un nuevo despertar,
porque has vestido de colores mi día.
Gracias por el sol que me alumbra,
por el verdor que me inspira y
por el cielo que me estremece.
En esta mañana preciosa, que en tu infinita
misericordia has decidido regalarme,
quiero ir en pos de ti, unirme a los pájaros
y elevar una alabanza al trono de la Gracia.
Que hermosa presencia me inunda y
que maravilloso sentimiento experimento
cada vez que despierto.
Despierto reconociendo que una
fuerza de lo alto me levanta y me sostiene,
me levanto sintiendo que aunque
el mundo me rechace, tú mi Señor
me das una nueva oportunidad.
La mañana se viste de oportunidad,
el sol que haces brillar se viste de luz
y el cielo se viste de amor.
Que grande y hermoso eres
amado de mi alma, que aún en medio
de mi tormenta, me das la bonanza,
en medio de mi oscuridad, me das un nuevo amanecer.
Y con él tu amor, tu favor y tu misericordia.
No hay amor más grande que el tuyo Señor,
no hay oportunidad más valiosa
que la que nos otorgas cada mañana
con el despertar,
por eso Señor, hoy y siempre
GRACIAS por las mañanas, por el día,
por las noches… Gracias.
Amén