Señor, abrí nuestros corazones
y danos siempre la alegría
de la escucha de Tu Palabra,
la valentía del anuncio de Tu Evangelio
la capacidad de hablar de Dios
y de hablar así con los hermanos
y las hermanas y, por último,
el valor del descubrimiento
del rostro de Dios y de su belleza.
Tócame, Señor, y abre mi corazón,
mis oídos, mis labios para que
presurosos, salgamos
al encuentro del Señor.
Amén
Modificado de la fuente: Iglesia Actualidad