Evangelio según San Mateo 5,38-48

viernes, 17 de febrero de
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Jesús, dijo a sus discípulos: Ustedes han oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pero yo les digo que no hagan frente al que les hace mal: al contrario, si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra.


Al que quiere hacerte un juicio para quitarte la túnica, déjale también el manto; y si te exige que lo acompañes un kilómetro, camina dos con él. Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo prestado. Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo.


Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos. Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos?


Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos? Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.

 

Palabra de Dios

 

 

 

 


 

 

 

 

Nos encontramos en el domingo, día del Señor, en esta séptima semana del tiempo ordinario, del tiempo común, y seguimos meditando y contemplando el Evangelio de san Mateo. Nuevamente nos presenta esta situación en la que Jesús aparece enseñándole a sus discípulos y recordándoles lo que se hacía antiguamente: “Ustedes han oído que se dijo ‘Ojo por ojo, diente por diente’, pero yo les digo ‘No hagan frente a los que les hacen mal’ al contrario. Y comienza a ennumerar una serie de pasos: si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha presentale también la otra, si alguien quiere quitarte la túnica dejale también el manto, si alguien te exige caminar cierta cantidad de kilómetros camina un poco más… Es decir, la invitación que Jesús hace a los discípulos, como nos la hace a nosotros en este día es ir más allá de la Ley, de la ley humana, de la ley del cumplimiento, para poder vivir la ley del amor, del mandamiento del amor, ese gran sacramento, ese gran mandamiento que nos presenta Jesús en esta síntesis que Él hace de amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo. Jesús en este Evangelio nos invita a amar a nuestros enemigos, a rogar por nuestros perseguidores. Realmente esta Palabra nos tiene que inspirar, nos tiene que motivar a buscar constantemente el amor de Jesús, el amor del Señor, para también nosotros imitarlo, para poder vivirlo y también comunicarlo a aquellas personas que caminan a nuestro lado.


Jesús termina este Evangelio relatando estas palabras que para nosotros son inspiradoras: “Por lo tanto sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo”. Podríamos traducir qué significa ‘perfectos’ según el Señor, según Jesús: ‘perfectos’ tiene que ver con este llamado a la santidad que todos hemos recibido, este llamado que se concretiza en el día a día, en las cosas simples, en la familia, en la comunidad, pero sobre todo en el amor al prójimo porque allí está el rostro de Cristo. Y muchas veces nos encontramos con el rostro del Cristo sufriente, en aquel que está solo, en aquel que experimenta la angustia, en aquel que ha caído en la depresión o es víctima de algunos vicios: del alcohol, las drogas… Alli nos envía el Señor a amar y a dar la vida por esos hermanos, como lo hizo Jesús. Por eso, en este día, el mandamiento principal cobra una gran relevancia en la vida de los discípulos, pero también en nuestra vida. Y aprender a amar como Jesús ama es un gran desafío para cada uno de nosotros; pero es posible, porque el Señor está con nosotros, Él nos da la gracia y nos auxilia para que podamos cumplir la misión que nos ha confiado.


Que tengas un bendecido domingo, que el Señor sea tu luz y guía, y que, aunque cueste, aunque resulte difícil, puedas amar a tus enemigos y rogar por ellos.

 

Radio Maria Argentina