A veces te sientes incapaz. De tantas cosas. De sacar adelante proyectos. De resolver un problema. De superar una prueba. A veces paladeas el fracaso. En una relación, en un examen, en un trabajo… y eso te hace dudar. Dudas de tu valía, de tu capacidad, de tu poder. Y te vas sepultando bajo frases de rendición: «es que no puedo»; «si yo no valgo»; «con el talento que tienen otros»; «nunca seré capaz…» ¡Te engañas! Puedes más de lo que piensas. Todos tenemos dentro fuerza (en la debilidad más absoluta). Y capacidades escritas en nuestra entraña. Tenemos talentos que han de dar mucho fruto. Lo importante es no olvidar los motivos, no perder los sueños, no abandonar las metas, y saber hacia dónde caminamos. Dios, y su evangelio, nos pone un buen paisaje ante los ojos.
A veces nos preguntamos el porqué. Por qué hacemos las cosas, con qué motivos, qué pretendemos. Pero no es tan frecuente preguntarnos por quién hacemos las cosas. Y muchas veces es el por quién lo que importa. Muchas veces actuamos teniendo en mente a otras personas. Para gustar, para responder, para molestar o para ayudar… Por nuestros padres, hijos, amigos, amores. Por Dios. Por los pobres. Por los conocidos. Por los desconocidos. ¿A quién buscamos llegar, con nuestras palabras y gestos? ¿Para quién ‘actuamos’?
Y tú, ¿por quién haces las cosas? ¿A quién tienes en cuenta? ¿Quién hay fuera de ti, por quien quieras caminar, vivir, luchar?
Una cosa es lo que va por fuera. Van por fuera gestos, muecas, acciones, palabras, silencios. Pero lo importante es lo que late en lo hondo. Es como una corriente subterránea que, sin verse, alimentase la tierra que al fin dará fruto. Pues aunque no siempre la oigamos, tenemos dentro una música eterna, inmortal, que es humana y es de Dios. Está hecha de deseos, de una búsqueda y una pregunta. Está hecha de intuiciones. Y de descubrimientos. Retumba, incluso si no la oímos. Y a veces nos damos cuenta. Es nuestro motor, nuestra energía, es el Espíritu en nosotros.
Hay algo que te sostenga, siempre? ¿Son, tal vez, preguntas, búsquedas, inquietudes?
Fuente: pastoralsj.org