Evangelio según San Lucas 6, 36-38

jueves, 9 de marzo de
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Jesús dijo a sus discípulos: «Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso. No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den, y se les dará. Les volcarán sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y  desbordante. Porque la medida con que ustedes midan también se usará para ustedes».

 

Palabra de Dios

 

 

 

 


 

P. Javier Verdenelli Sacerdote de la Arquidiócesis de Córdoba

 

 

 

Los tres breves versículos del Evangelio de hoy es de donde sacamos el centro de la Buena Nueva que Jesús vino a traernos.


La conversión que Jesús quiere realizar en nosotros no consiste en algo superficial solamente porque así nada cambiaría. Él quiere cambiar el sistema, nuestras dinámicas toxicas que nos llevan al pecado.


La Novedad que Jesús quiere construir viene de la nueva experiencia que tiene de Dios como Padre lleno de ternura que acoge a todos, buenos y malos, que hace brillar el sol sobre malos y buenos y hace llover sobre justos e injustos (Mt 5,45). El amor verdadero no depende de lo que yo recibo del otro. El amor debe querer el bien del otro independientemente de lo que él o ella hacen por mí. Pues así es el amor de Dios por nosotros. Él es misericordioso no solamente para con los buenos, sino para con todos, hasta “con los ingratos y con los malos” (Lc 6,35). Los discípulos y las discípulas de Jesús deben irradiar este amor misericordioso.


Por tanto, si no querés ser juzgado, ¡no juzgues! Si no deseas ser condenado, ¡no condenes! Si quieres ser perdonado, ¡perdona! No te quedes esperando hasta que el otro tome la iniciativa, ¡la iniciativa tiene que ser tuya mirando la misericordia que Dios ha tenido para con nosotros!

 

 

PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL

• La Cuaresma es tiempo de conversión. ¿Cuál es la conversión que el evangelio de hoy me pide?

• ¿Has intentado ser misericordioso como el Padre del cielo es misericordioso?

 

 

Radio Maria Argentina