Jesús dijo a la multitud y a sus discípulos: “Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés; ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen. Atan pesadas cargas y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo.
Todo lo hacen para que los vean: agrandan las filacterias y alargan los flecos de sus mantos; les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, ser saludados en las plazas y oírse llamar ‘mi maestro’ por la gente. En cuanto a ustedes, no se hagan llamar ‘maestro’, porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos.
A nadie en el mundo llamen ‘padre’, porque no tienen sino uno, el Padre celestial. No se dejen llamar tampoco ‘doctores’, porque sólo tienen un Doctor, que es el Mesías. Que el más grande de entre ustedes se haga servidor de los otros, porque el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado”.
Palabra de Dios
P. Raúl Gomez
En este día la Palabra de Dios nuevamente sale a nuestro encuentro desde el Evangelio de San Mateo. Jesús comienza dirigiéndose a la multitud y a sus discípulos, y marca como referencia para aprender, la actitud de los escribas y fariseos. Jesús les dice: “Ocupan ellos la cátedra de Moisés, hagan todo lo que ellos les digan, pero no se dejen guiar por sus obras, porque no hacen lo que dicen”. Nosotros podríamos traducirlo en este tiempo en el que transitamos, en donde necesitamos ser coherentes con lo que decimos y lo que hacemos.
Los escribas y fariseos observan la ley, cumplen la ley a rajatabla, pero les cuesta vivir la caridad y el amor con los más pobres, los más necesitados, aquellos que están en las periferias. Sigue el Evangelio de Mateo relatando: “Atan pesadas cargas y difíciles de llevar, y ellos ni siquiera las mueven con su dedo”.
Termina el Evangelio marcando claramente la invitación que nos hace Jesús a cada uno de nosotros como sus discípulos, no hagan las cosas para hacerse ver sino que en todo debemos agradar al Señor. Termina Jesús diciendo: “El mayor entre ustedes será el que los sirve, el que se eleva será humillado y el que se humilla será elevado”. Es decir, en la lógica del seguimiento del Señor, necesitamos renunciar a nosotros mismos, cargar con nuestra cruz de cada día y seguirlo.
Si queremos ser los más grandes necesitamos ser pequeños y sobre todo ser servidores, esa es la lógica del Señor, es la lógica del revés, contraria a la que nos ofrece el mundo, y sobre todo descubrir que en la intimidad de la oración, del encuentro profundo y personal con el Señor, es cuando nuestra vida cobra un mayor sentido y es cuando allí podemos convertir en obras concretas todo lo que el Señor nos va anunciando al corazón.
En este día le pedimos al Señor que nos ayude a ser coherentes con lo que decimos y hacemos. Es una tarea de todos los días, es un compromiso que asumimos, como creyentes, como cristianos. Que tengan un bendecido día y que el Señor sea luz y guía para su camino.