Cuan humilde y amoroso
tomó una toalla blanca
el Señor y puesto al hombro
una vacija con agua.
Se puso a los pies de Pedro
el Señor para lavarle
y al punto se arrojo al suelo
diciendo: «Maestro amado».
Lo miró el Señor y le dijo:
«Si no te dejas lavar
no me tendarás de amigo,
y menos podrás gozar».
Al punto se arrojó al suelo
diciendo»Lava mis pies
y todo mi cuerpo lava,
Señor aquí me tienes».
Te pido mi redentor,
aunque muy ingrato he sido,
me escuhes si te pido:
«miseridordia Señor».
Fuente: Oraciones antiguas