Los extremos de la vida y una lección de extrema ternura

jueves, 13 de abril de
image_pdfimage_print

Norah tiene 4 años y siente ama a la gente anciana. Su madre, Tara Wood ,es escritora y siempre comparte las historias de su hija en su página de Facebook. Un día, Norah le dijo que le gustaba mucho la gente anciana por su piel suave, movimientos lentos y que, como estaban enfrentando sus últimos días, los iba a amar siempre.

 

Al día siguiente era su cumpleaños y después de la escuela pasaron el supermercado para la fiesta. Mientras estaban en el pasillo de limpieza Norah comenzó a  saludar a un anciano. “Hola persona vieja, hoy es mi cumpleaños”, le dijo.

 

Tara se sintió muy avergonzada ya que lo llamó viejo y pensó en ir a disculparse con el hombre y salir rápido del lugar. Pero, la actitud del señor fue completamente diferente, ya que sonrió y le dijo a Norah: “Hola pequeña dama, ¿cuántos años cumples hoy?

 

Conversaron por unos minutos y ambos siguieron sus caminos separados. Luego, se lo encontraron unos pasillos más allá y Tara le pidió si podía fotografiarse con Norah debido a que era su cumpleaños. El anciano quedó sorprendido, no podía creer que la pequeña quisiera una fotografía con él.

 

 

Su nombre es Dan, luego tomaron la fotografía y Tara contó la historia en su Facebook. Por la noche de ese mismo día, Tara recibió el mensaje de una mujer que conocía al anciano y le contó que él estaba pasando por una época muy triste ya que su esposa había muerto unos meses atrás.

 

La madre de la niña se emocionó y le pidió el número de teléfono de Dan. Le dijeron que lo querían visitar y él las esperó emocionado…

 

Se cortó el cabello, se había puesto ropa formal y compró crayones para que Norah pintara. Le pidió a Norah que le hiciera dibujos para mantener en su refrigerador y ella lo hizo con gusto.

 

 

Luego, al despedirse, cortó una rosa de su jardín y se la dio a la pequeña. Esta chica guardó la rosa en una bolsa y aunque ahora está seca, sigue durmiendo con ella ya que la mantiene bajo la almohada.

 

Desde ese día que Norah y Tara visitan al señor Dan todas las semanas, aunque sea por cinco minutos. Dan les agradeció ya que les dijo que desde que había muerto su esposa, él no dormía en las noches pero que ahora estaba mejor porque Norah lo curó.

 

 

Tara asegura que Dan es parte de su familia ahora y lo invitan a todas las celebraciones. Desde ese día en el supermercado, este viudo nunca más estuvo solo , ya que encontró una nueva familia gracias a esta pequeña chica con un gran corazón.

 

 

Oleada Joven