Mi gran Jesús, en un pedacito de pan.

jueves, 4 de mayo de
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Señor Jesucristo, creo y adoro tu presencia serena.

Lo creo y la proclamo con todo mi ser: ¡Vives! ¡Alabado seas!.

 

Es verdad que muchas veces te quisiera sentir presente, como en el Sinaí: rodeado de esplendor, truenos y trompetas…

pero ahora confieso tu presencia, viva y fuerte, en la calma, en el silencio y en la intimidad de este Santísimo Sacramento.

 

Sé que vives y me vivificas; sé que tu silencio tiene mucho para decirme; se que estando disponible como Pan, me invitas a vivir sirviendo, a vivir haciéndome un pedazo de pan para los demás.

 

Te adoro, Señor, te amo y quiero amarte más y más cada dia, tu amor me hace verte y oírte en cada pobre, en cada triste, en cada sufriente.

 

Ayúdame a amar el silencio para poder oír mejor. Sé que me hablas en los “sin voz”…

¡Líbrame del ruido de mi egoísmo! ¡Ayúdame a amar tu calma!, solo así, tendré el “poder” de los pacíficos, que poseen la tierra (Mt. 5,4).

 

Señor que siempre nos escuchas… ¡Enséñame a escucharte! Amén.

 

Diálogos de amistad (Misioneros Redentoristas)

 

Noelia Viltri