Consideraciones a tener en cuenta:
– Esta oración/adoración esta preprarada como motivación, no como receta de la que se sacan frutos concretos, es por ello que está abierta a lo que quieran relizar como grupo. Consta de 3 momentos: un momento de introducción, un segundo momento de encuentro con la Palabra y reflexión, y un tercero de diálogo en la oración con el Señor. Si hay algún ministro que pueda exponer el Santísimo mejor, sino se puede usar el material como momento de oración.
– Se debe crear un momento de silencio y recogimiento. Se puede invocar antes de comenzar al Espiritu Santo por medio de un canto. Se puede iluminar el lugar con algunas velas de modo de crear un ambiente propicio para la oración.
– Preferis que al menos sean dos personas las que lean. Quienes lo hagan que intenten interpretar lo que leen.
– Hay algunos cantos sugeridos que se pueden cantar con guitarra o sino buscarlos en YouTube para escucharlos y meditarlos. Es aconsejable usar un cancionerito para que escuchando y viendo la letra se medite mejor.
Oración Preparatoria: Señor, terminando este día vengo a tu casa a encontrarte. Traigo el cansancio del día, las personas con las que me crucé, los que traigo en el corazón, lo que tengo pendiente, lo que espero y mis deseos. Te pido Señor, que me des fuerza para este tiempo de oración, que sea de provecho para mí y para lo que soñás con mi vida.
Canción: Vine a adorarte
Texto bíblico: Lc 2, 41-52
“Sus padres iban todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua. 42.Cuando el niño cumplió doce años, subieron como de costumbre, 43.y acabada la fiesta, María y José regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén sin que ellos se dieran cuenta. 44.Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un día y después comenzaron a buscarlo entre los parientes y conocidos. 45.Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén en busca de él. 46.Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. 47.Y todos los que lo oían estaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas. 48.Al verlo, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: «Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados». 49.Jesús les respondió: «¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?». 50.Ellos no entendieron lo que les decía. 51.Él regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas en su corazón. 52.Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia delante de Dios y de los hombres.”
Señor te buscamos
Como todos los años, junto a la caravana marcharon hacia Jerusalén. El recorrido se repetía cada año; los parientes, las formas, los paisajes también. Todos conocían el punto de partida, el lugar donde se congregaban, el horario de emprender el regreso.
Todo se dio como siempre. Subieron a Jerusalén y participaron de la fiesta de Pascua. Y emprendieron el regreso con la caravana.
Llegado el atardecer María preguntó a José por Jesús. ¿Dónde estará? “Debe venir más atrás con los otros muchachos. La gran ciudad despierta curiosidad y seguramente vendrán comentando anécdotas y hallazgos”.
Pasaron algunas horas, y la caravana se detuvo para comer algo y descansar un poco. Todavía quedaba un trecho largo hasta Nazareth. “¿Has escuchado algo de Jesús?” preguntó María. Comenzaba a inquietarse, no era común que Jesús se ausentara tanto tiempo. ¿Le habría pasado algo? ¿Se habrá lastimado? ¿Tendrá hambre?. La inquietud comenzó a ganarle el corazón. Por su parte, José resolvió ir a buscar a Jesús entre los familiares. Quizás alguien lo habría cruzado en el camino o sabría por dónde iba y con quiénes.
Pero nada de esto pasaba. Ninguno lo había visto.
María vio venir a José sin Jesús. Angustiada se puso de pie. Ambos supieron que en ese mismo momento debían emprender la vuelta a Jerusalén.
Lo que conversaron en el camino y la angustia de éstos padres, nadie puede saberlo. Era el mismo que había sido engendrado por obra del Espíritu Santo en María; el que había despertado la admiración de los Magos venidos de Oriente; del que habían dicho los ángeles “Les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor”; de quien Simeón extasiado había proclamado como “la luz que ilumina las naciones y gloria del pueblo, Israel”, era ese mismo el que se había perdido.
El Dios Todopoderoso les había confiado la vida de su hijo único, a su cuidado. Y no sabían dónde estaba.
Preguntas:
Señor, nosotros también te buscamos en medio de nuestras noches y de nuestras angustias. —– ¿En qué situaciones actuales de tu vida sentís que el Señor “se perdió” y está lejos?
2. Dios de las sorpresas
“Al tercer día lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y todos los que lo oían estaban asombrados de su inteligencia y de sus respuestas. Al verlo, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: “Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados. Jesús le respondió ¿por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?. Ellos no entendieron lo que les decía”
Entrecruzaron miradas. Una sonrisa grande salió del rostro de María que aliviada casi corrió a abrazar a su hijo. Lo había encontrado y estaba sano y salvo. Pero a la vez estaba sorprendida y dolida por la desobediencia de su hijo. ¿Por qué les había hecho eso? ¿Cómo no iba a avisar?
Y ahí estaba Él, siendo grande a pesar de ser un niño. La escena no era común, y una vez más, Jesús despierta el desconcierto y la admiración entre los doctores de la ley y entre estos sencillos padres.
3. Vamos creciendo
“El regresó con sus padres a Nazareth y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas en su corazón. Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia delante de Dios y de los hombres”.
María no terminó de comprender lo que había pasado. ¿Por qué su hijo se le “escapaba”? ¿Qué eran esas “cosas de su Padre” de las que se tenía que ocupar?. Ya se habían acabado los tiempos de ángeles que se aparecían, de prodigios y de profesías. Tras el regreso de Egipto, todo se había sucedido con normalidad. Jesús iba creciendo, y este episodio seguramente sería la antesala a nuevos tiempos. María no entendía. Como se sabía pequeña ante los planes de Dios, guardaba todas estas cosas en su corazón.
Nuestras preguntas muchas veces no encuentran respuestas. O al menos, las que esperamos. Como María, queremos ser capaces de guardarlas en la intimidad del corazón, confiando y esperando en Dios, el Padre bueno, que vela por cada uno de nosotros.
Que podamos entender que no somos una obra terminada, que al igual que Jesús vamos creciendo. Que el camino puede presentar subidas y pendientes, obstáculos o imprevistos, pero que lo importante es siempre seguir caminando, confiando que todas son ocasiones para seguir creciendo en gracia y sabiduría.
¡Dios los bendiga! Oramos por quiénes utilicen este material para que sea para la Gloria del Dios y el bien de las almas!
Milagros Rodón y Laura