Si te busco, te encuentro en todo lugar. En las sombras, en el viento, en el respirar… Es tan puro tu amor que entra por cada espacio de mi ser, y llega a colmarme de gracia.
No puedo explicar la serenidad que da a mi vida el saberme sostenida por tu mano.
Aún cuando las cosas se empiezan a dificultar, aún cuando estoy sobrepasada de pensamientos, de preocupaciones, vienes a darme paz de una manera única.
Me hablas a través de alguna persona, de algún gesto, de una palabra, de una mirada… y cuando te descubro en ese instante, puedo sentir tu milagro realizandose en mi.
Me llamas y me buscas constantemente, no siendo digna de tu amor me indicas por donde debo ir y por donde no. Que palabras debo usar para hacer sentir mejor, y cuales no. Que acciones debo realizar para llevar tu Palabra mediante gestos. Me enseñas la forma de iluminar el día de mi projimo con simples cosas, con simples entregas.
Debo decir que muchas de esas veces, me cuesta reconocerte y dejarte tu espacio para que actues en mi.. pero de a poquito te la ingenias para que yo pueda dejar entrar al Espiritu Santo que sabe guiarme con verdadera ternura y paciencia.
Una vez que me siento en tu presencia, nada puede volverme al estado en el que antes estaba. De repente soy tu instrumento y estoy lista para desaparecer y para que tu crezcas en mi.