Bien, continuamos…. Resulta que veníamos hablando de impulsos del corazón, de unos gritos del alma para hacer conexiones. La idea fue que activaras tu memoria y recordaras alguna conexión o encuentro especial con alguien que querés y te quiere. Dijimos que Dios tiene un lenguaje muy parecido al que usan las personas que tanto se quieren para encontrarse. Y ese lenguaje que se construye de miradas, palabras, sonrisas, gestos, lágrimas, presencias, alegrías y dolores compartidos, es el lenguaje del AMOR!!
Ese es el lenguaje que Dios quiere usar con vos. Lo que más le importa para hacer conexión con nosotros es el Amor!!
Pero sabés qué es lo más loco?? Que lo principal no está en cuánto amás vos a Él, o en si lo amás mal o bien. Lo más increíble es que Él te ama primero, y no está esperando otra cosa sino que lo mires, como dice nuestra amiga Teresa.
Sí… mirarlo para conectar con Él y su Amor por vos, que ya está que explota, todo inmenso para llenarte la vida.
Yo no sé si existe una buena noticia mejor que esta: que hay alguien que te está esperando para regalarte porque sí, sin pedirte nada a cambio, una experiencia impresionantemente sanadora de Amor. Ese alguien tiene un nombre y un rostro: el de Jesús de Nazaret, y no tenés más que volver los ojos de tu corazón hacia lo hondo para encontrarlo.
Nuestro otro amigo, Juan (de la Cruz, te acordás que lo mencioné?), bueno él dice que esos, sus ojos deseados, los tenemos en las entrañas dibujados.
¡Qué cosa tan increíble! ¡Es mucho! ¡Es un exceso! ¿Será cierto eso de que tengo los ojos, la mirada de amor de Jesús hacia mí, dibujada en mis entrañas, o sea en lo más hondo de mí misma/o?
Yo te invitaría a hacer una prueba, una prueba de algo así como una mirada hacia tus entrañas, hacia tu corazón, hacia tu interior.
Pero ¡OJO! ¡Ojo al piojo! Yo no te garantizo que salgas intacta/o después de eso. Parece una pavada… bah… qué me va a pasar…? Pero viste que hay miradas que dicen mucho, y no te dejan inmune. En los evangelios se cuenta que la mirada de Jesús era bastaaaaante intensa; recordás ese pasaje donde dice lo miró y lo amó? (por si querés chusmear: Marcos, 10, 17-21)
Bueno, no sé qué puede pasar con vos, por eso te lo anticipo. Pero si sos de las y los que se animan, y querés probar para empezar a chusmear y ver qué son esas cosas de mucho secreto que dijimos la vez anterior, te recomendaría una consigna. ¿Dale? Si no te animás, pará acá de leer, y decile a Dios que te fortalezca en la fe y la confianza para dejarte amar.
Si estás leyendo es que te anímás… Así que la consigna es que pidas el espíritu de Jesús sobre vos, algo así como “Espíritu de Jesús, Espíritu Santo vení a mi”. Repetilo vaaaaarias veces con mucha calma, y después decile a Jesús que querés encontrarte con su mirada, que querés ver cómo te está mirando. Y como “el mirar de Dios es amar”, que querés probar de ese amor.
Decíselo con tus palabras, con las que te salga. Y si estás sola/o y querés decírselo en voz alta mejor! No porque Él sea sordo!! Sino porque te va a hacer bien, y muy bien! a vos escucharte…
Probá. Si probás tantas cosas en las que a veces no te va tan bien, ¿no te vas a animar a probar esta que puede resultarte desafiantemente hermosa? Esa es una parte importante del viaje divino.
Estaría bueno que anotaras tus memorias… y que compartiéramos algo del cómo te fue. Sería un “recuerdo del viaje divino” para que nos regales al resto, compartí tu experiencia y así animás a otras/os que te necesitan como testigo de la mirada de amor de Jesús!!