Enviados por el Espíritu

lunes, 22 de mayo de
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«Cuando venga el Paráclito que yo les enviaré desde el Padre, el Espíritu de la Verdad que proviene del Padre, él dará testimonio de mí.  Y ustedes también dan testimonio, porque están conmigo desde el principio. Les he dicho esto para que no se escandalicen. Serán echados de las sinagogas, más aún, llegará la hora en que los mismos que les den muerte pensarán que tributan culto a Dios. Y los tratarán así porque no han conocido ni al Padre ni a mí. Les he advertido esto para que cuando llegue esa hora, recuerden que ya lo había dicho.»

 

San Juan 15,26-27.16,1-4a

 

Me gustaría decir que habiendo conocido a Jesús en esos encuentros de 180°, no se lo puede guardar en una linda caja donde tal vez tengamos souvenirs de hermosos momentos. Me gustaría, pero la realidad es que somos libres de elegir, pero ¡que genial es cuando al Espíritu Santo le damos rienda suelta y echamos a andar el corazón en obras!

 

Estar con Jesús es un continuo principio, es un nuevo comienzo que resignifica todo lo vivido y gesta los pasos que siguen y que nos llevan hacia nuestros hermanos. Lo que los demás reciben de mí cuando nos cruzamos, es lo que testimonio.

 

Pero compartirlo no es fácil, es muchas veces un terreno áspero, donde no somos bien recibidos o directamente, no nos abren la puerta. La Verdad puede incomodar, tocar recovecos donde hace tiempo no llega el sol, hasta algunos se han acostumbrado a sobrevivir con la libertad tras las rejas.

 

Aún así, todo ello no debe retroceder nuestros esfuerzos sino con más empuje, ir, sabiendo que no vamos solos y recordando que si nosotros lo conocemos es porque alguien alguna vez decidió salirme al encuentro, dejando de lado el cansancio, la desilusión, los embates de arriesgar.

 

El Padre no nos enviará donde nos quieran escuchar sino donde hay necesidad de que Lo escuchen.

 

 

 

Luz Huríe

 

 

 

Oleada Joven