¿Por qué rezar la Coronilla a la Divina Misericordia?

miércoles, 24 de mayo de

La hora de la agonía de Jesús, es decir, las tres de la tarde, es un tiempo muy especial en la devoción a la Divina Misericordia. En esta hora procuramos permanecer en espíritu al pie de la Cruz de Cristo, a fin de suplicar la misericordia para uno mismo y para el mundo entero en virtud de los méritos de su Pasión.

 

A continuación, podrán leer las promesas dictadas por Jesús a Santa Faustina Kowalska:

 

“Me queman las llamas de la Misericordia, deseo derramarlas sobre las almas, y las almas no quieren creer en mi bondad. Oh, qué dolor me dan cuando no quieren aceptarlas (…) Dile a la humanidad doliente que se abrace a mi Corazón misericordioso y Yo la llenaré de paz”.

 

“La humanidad no encontrará la paz hasta que no se dirija con confianza a mi Misericordia”.

 

“De todas Mis llagas, como de arroyos, fluye la misericordia para las almas, pero la herida de Mi Corazón es la Fuente de la Misericordia sin límites, de esta fuente brotan todas las gracias para las almas”.

 

“El alma que confíe en mi Misericordia no perecerá, ya que todos sus asuntos son míos. El alma más feliz es la que confía en mi Misericordia, pues Yo mismo la cuido”.

 

“Proclama que ningún alma que ha invocado Mi misericordia ha quedado decepcionada ni ha sentido confusión”.

 

“Hija Mía, escribe que cuanto más grande es la miseria de un alma tanto más grande es el derecho que tiene a Mi misericordia e invita a todas las almas a confiar en el inconcebible abismo de Mi misericordia, porque deseo salvarlas a todas. En la cruz, la Fuente de Mi Misericordia fue abierta de par en par por la lanza para todas las almas, no he excluido a ninguna”.

 

“Que los más grandes pecadores pongan su confianza en Mi misericordia. Ellos más que nadie tienen derecho a confiar en el abismo de Mi misericordia. Hija Mía, escribe sobre Mi misericordia para las almas afligidas. Me deleitan las almas que recurren a Mi misericordia. A estas almas les concedo gracias por encima de lo que piden. No puedo castigar aún al pecador más grande si él suplica Mi compasión, sino que lo justifico en Mi insondable e impenetrable misericordia. Escribe: Antes de venir como juez justo abro de par en par la puerta de Mi misericordia. Quien no quiere pasar por la puerta de Mi misericordia, tiene que pasar por la puerta de Mi justicia…”

 

“Prometo que el alma que venere esta imagen no perecerá. También prometo ya aquí en la tierra la victoria sobre el enemigo y sobretodo a la hora de la muerte, Yo mismo la defenderé como a mi propia gloria… Ofrezco a los hombres el vaso con el que han de venir a recoger las gracias a la fuente de la Misericordia”.

 

“A las almas que difunden el culto de mi Misericordia, las protejo a lo largo de su vida como una madre cariñosa protege a su niño todavía lactante. A la hora de su muerte, no seré para ellas su juez sino su Salvador misericordioso. En aquella última hora no hay para el alma más que una sola protección: MI MISERICORDIA”.

 

“Yo preservaré a las ciudades y casas en las cuales se encontrase esta imagen”.

 

“Yo también protegeré a aquellas personas que veneren esta Imagen y tengan confianza en mi Misericordia”.

 

 

 

Oleada Joven