Enséñame Señor, a poder sonreirle a la adversidad.
Enséñame Señor, a descubrirte en las pequeñas cosas.
Enséñame Señor, que tu amor verdadero reside en las personas más humildes.
Enséñame Señor, a no juzgar.
Enséñame, de tu amor infinito, a tener paciencia con los demás.
Enséñame Señor, a poder perdonar al otro y a no erigirme juez.
Enséñame que no lo sé todo, y enséñame a aceptar con humildad las enseñanzas de los otros.
Enséñame, a ser constante contigo y a no perderme en la bruma.
Enséñame, a ser capaz de discernirte, de comprenderte, de escucharte.
Enséñame Señor, a amar y a ser como el sembrador.
Enséñame Señor, a confiar en Vos.
Virginia A. Muiños