Evangelio segun San Juan 15, 26-27; 16, 1-4

miércoles, 18 de mayo de
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 En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: 
«Cuando venga el Consolador, el Espíritu de la verdad que yo les enviaré y que procede del Padre, él dará testimonio de mí. Ustedes mismos serán mis testigos, porque han estado conmigo desde el principio.
Les he dicho todo esto, para que no pierdan la fe en la prueba. Porque los expulsarán de la sinagoga; más aún, llegará un momento en el que les quiten la vida pensando que así dan culto a Dios. Y actuarán así, porque no conocen al Padre ni me conocen a mí. Les digo esto de antemano, para que, cuando llegue la hora, recuerden que ya estaba anunciado».



Palabra de DIos




P. Maximiliano Turri   Asesor de la Pastoral Juvenil de la Diócesis de Chascomús



 

“Serán hechados. Llegará la hora en que los mismos que le den muerte pensarán que tributan culto a Dios.”

 

Duras palabras las de Jesús hoy, palabras que muchas veces caen en el olvido. A Cristo mismo lo entregaron, creyendo que le hacían un bien. Los religiosos de esa época creían que estaba poseído, que no podía ser Dios quien no hacía nada y era entregado a la muerte. Por eso la ceguera hizo que lo llevaran a la muerte para que se haga justicia. "¿Cómo este loco viene a hacerse pasar por Dios mismo?, matémoslo antes que confunda a todos con sus enseñanzas".

Así fue, y así persiguieron a la primitiva Iglesia. Aquellos se presentaban como seguidores de un lunático, había que matarlos, había que eliminarlos.

Nos animamos a decir que ahí estaba la alegría que vivían los apóstoles cuando sufrían algo en nombre de Jesús, porque ahí se parecían al Maestro, y lo seguían hasta el extremo de morir como y por Él.



Por eso sus palabras siguen teniendo vida y fuerza, porque en esas palabras nosotros también estamos sumergidos, nosotros también somos muchas veces no entendidos, no comprendidos, burlados, criticados, condenados o como en muchos países en la actualidad inclusive matados.

El cristianismo no busca la persecución, no le gusta el sufrimiento, pero sabe que la vida está cargada de estas situaciones.



Querido joven, que muchas veces te da vergüenza de decir tu fe, que muchas veces se te ríen porque decís que crees en Cristo, mostrá que tu fe se sostiene en la alegría de que Dios está vivo, poné tu mirada en Él. El testimonio de tu vida no se reflejará por rosarios colgados o grandes muestras externas de fe, sino que tu testimonio será saberte sostenido en Dios, que Él es tu alegría, que Él es tu fuerza, que Él es tu vida y que por Él inclusive serías capaz de morir.



Que tengas un hermoso día. Que Dios te bendiga.


 

Oleada Joven