Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos.
Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos? Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos?Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.
Palabra de Dios
P. Raúl Goméz Sacerdote de la Diócesis de Mendoza
Nos encontramos en torno a la Palabra del Señor, en este día en donde el Señor regala a través del Evangelio de San Mateo, esta invitación que hace a los discípulos y también a cada uno de nosotros. Jesús comienza diciendo a sus discípulos: “Ustedes han oído que se dijo: amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero yo les digo: amen a sus enemigos y rueguen por sus perseguidores”. En este día la Palabra del Señor viene a interpelar nuestra vida, nuestra historia y de alguna manera, nos va mostrando un camino nuevo para poder seguir y anunciar el Evangelio.
Este Evangelio que nos propone una invitación clara y precisa: Jesús nos invita a ir más allá de nuestras propias decisiones, nos invita a amar a nuestros enemigos, es decir, a amar sin medida, a amar sin poner barreras, sin poner obstáculos. Y también Jesús nos invita a rogar por nuestros perseguidores, asi seremos hijos del Padre que está en el cielo, este Padre que hace salir el sol sobre malos y buenos. Y termina Jesús diciendo: “Si ustedes aman a sus amigos, ¿qué mérito tendrán?”. Y termina Jesús expresando al final de este Evangelio: “Sean perfectos como es perfecto el Padre de ustedes que está en el Cielo”. ¿Qué significa esto para nosotros? Ser santos, eso es ser perfectos. Ser santos, alcanzar la misión que el Señor nos propone como un proyecto de vida, esa misión que nos tiene que llevar a ser felices, porque ser perfectos significa ser felices, según la voluntad del Señor. Que esta Palabra para nosotros sea un motivo de alegría, un motivo de esperanza.
Recordemos que todos tenemos este llamado, esta invitación a ser perfectos, a ser felices, a ser santos. Ya que desde el Bautismo hemos recibido este llamado, que nos consolida al ser hijos en el Hijo, hijos de Dios y sobre todo ser anunciadores de esta santidad, de esta perfección que nos propone el Señor, distinta a la del mundo. La santidad del Señor tiene que ver con hacer siempre su voluntad.
Que tengas un bendecido día y que el Señor sea tu luz y guía en el camino de tu vida.