Señor Jesús:
abre nuestros ojos
para que conozcamos
las necesidades de los hermanos;
inspíranos
las palabras y las obras
para confortar
a los que están cansados y agobiados;
haz que los sirvamos con sinceridad,
siguiendo el ejemplo y el mandato de Cristo.
Que tu Iglesia sea un vivo testimonio
de verdad y libertad,
de paz y justicia,
para que todos los hombres
se animen con una nueva esperanza.
Amén
Plegaria IV