Senti la presencia del Espiritu en tu interior,
esa suave brisa que te hace ser mejor.
Admirá lo que tenes a tu al rededor,
detenete y dejate llevar solo por la apreciación.
Dios te hizo a su imagen y semejanza
y todo lo que creó es para vos.
Cada uno tiene una misión
y dar fruto es nuestra elección.
Florecé,
irradiá,
viví a Dios.
No dejes que se escape ningún detalle,
todo tiene su razón y su emoción.
Todo tiene su color, su pureza, su insipiración.
Date la oportunidad de sentir en tu corazón
ese fuego abrazador, ese amor infinito,
esa paz inigualable, ese sueño perfecto.
Que lo que en verdad da vida
es el modo en que disfrutas cada día
es dejarse sorprender
es vivir a Dios en tu corazón y en acción.