A todo el mundo grito
si supieras ¡cuánto te ama!
aquel que acallas
aquel que anulas
aquel que abandonas y burlas.
Si supieras ¡cuánto te ama!
que pierde su vida
para que tú te salves.
hoy no tendrías miedo,
no pondrías defensas para amar,
no te autoafirmarías en tu ego,
te entregarías sin dudas,
sin rencores, ni envidias
o algún recelo.
este Jesús que defiendo
que predico con el Evangelio,
ya no estarías perdido
ni correrías sin aliento
en la ansiedad y en la liviandad
del mundo con que te deleitas.
dirías ¿qué estuve haciendo?
No, Señor mío,
ya no tengo miedo
de confirmarte en mi vida
de oírte y verte
en el hermano que sufre,
en el hermano que peca,
en la naturaleza que me habla,
en el viento, en los ríos,
en el cielo y en el mar,
cuando me envías al desierto y dices:
“¡no temas!
Ve con seguridad y transmite la buena noticia,
transmite mi bondad
predica el Evangelio.
¡Ah! y algo mas…
diles que los amo
que mi amor por ellos
es grande, inmenso
como el mar.
No tengas miedo, mi niña
estoy contigo, te elijo
y te sostengo.
Ve por el mundo,
ve en paz.”
Graciela Ríos (Refugio del silencio y la palabra)