Evangelio segun San Juan 15, 18-21

sábado, 28 de mayo de
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En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: «Si el mundo los odia, recuerden que primero me odió a mí. Si pertenecieran al mundo, el mundo los amaría como cosa propia; pero como no pertenecen al mundo, porque yo los elegí y los saqué de él, por eso el mundo los odia.
Recuerden lo que les dije: “Ningún siervo es superior a su señor”. Igual que me han perseguido a mí, los perseguirán a ustedes; y en la medida en que pongan en práctica mi enseñanza, también pondrán en práctica la de ustedes. Los tratarán así por mi causa, porque no conocen al que me envió».

Palabra de Dios


 

Monseñor Cesar Fernandez  Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Paraná, Asesor episcopal para la Pastoral de Juventud

 

Que palabra tan fuertes y exigentes nos dirige el Señor hoy en su evangelio, no podemos minimizarlas, ni mirar hacia otra parte, como si no estuvieran dirigidas hacia cada uno de nosotros, a cada discípulo de Jesús.
Si de verdad somos suyos, si somos sus amigos, tendremos que estar dispuestos a correr la suerte de nuestro maestro, por lo menos tenemos que estar dispuesto al testimonio de nuestra fe en todo momento, en toda circunstancia y a veces en medio de un mundo, de un ambiente que no es hostil, que no nos tiene en cuenta, que no aprecia el mensaje que queremos trasmitir.
El odio del mundo hacia los discípulos de Jesús, tal como no los presenta hoy en el evangelio, es consecuencia lógica de nuestra opción de vida: Los que siguen al Señor, no pertenecen al mundo, por lo menos al mundo que rechaza a Dios, y este mundo no puede aceptar a quien se opone a sus principios y opciones.
 Los cristianos son así, muchas veces objeto de burla y hasta persecución, cuantos hermanos nuestros dan testimonio cada día del Señor y se enfrentan de verdad con la persecución y hasta con el martirio, por amor a Jesús, basta ver la historia de la iglesia para descubrir este aspecto testimonial de nuestra fe.
Ayer, hoy siempre será el evangelio una propuesta contracultural, una propuesta de amor y fraternidad, que viene a denunciar y a derribar, todos los ídolos y todos los criterios, que no tienen a Dios y al hombre como valores que no se subordinan a nada ni a nadie.
Queridos jóvenes, si de verdad nosotros somos amigos de Jesús, nos escondamos su amor ante los hombres, no nos avergoncemos de su amistad, que nuestro testimonio sea siempre la dicha de haberlo conocido, que como nos dijeron nuestros obispos en aparecida sepamos decir que: Conocer a Jesús es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona, haberlo encontrado nosotros es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida y darlo a conocer con nuestras palabras y obras es nuestro gozo.
Y que este testimonio quiera Dios, sea tan atractivo, que por él, muchos quieran conocer a Jesús. Se los deseo de todo corazón. Y que los acompañe la bendición de Dios todo Poderoso del Padre, del hijo y del Espíritu Santo. Amén!
 

 

 

Oleada Joven