¿Qué haces, pequeño hombre, insultando y señalando a tu Dios?
¿Cómo te atreves, pequeño hombre, a condenar a muerte a quien es la Vida Eterna?
¿Cómo te atreves, a clavar en un madero, quedando sujeto, quien es Omnipresente?
¿Cómo te atreves a abrir llagas a quien cierra heridas?
¿Cómo te atreves a coronar con espinas al gran Amor que da vida?
¡Cómo te atreves, Señor, a meterte en la historia y consumar en un acto de libre elección, de abrirnos el cielo, y llevarnos a Dios!