Evangelio segun San Juan 14, 15-21

sábado, 28 de mayo de
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En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: «Si me aman, cumplirán mis mandamientos; yo le rogaré al Padre que les dé otro Consolador que esté siempre con ustedes, el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; ustedes, en cambio, sí lo conocen, porque habita entre ustedes y está con ustedes.
No los dejaré desamparados, volveré. Dentro de poco el mundo no me verá más, pero ustedes me verán, y vivirán porque yo sigo viviendo. Entonces sabrán que yo estoy con mi Padre, ustedes conmigo y yo con ustedes. El que acepta mis mandamientos y los cumple, ése me ama; al que me ama, lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me manifestaré a él».

 

Palabra de Dios

 


 

P. Ariel Weimann  Asesor de la Pastoral Juvenil de Corrientes



Queridos hermanos, en el sexto domingo de Pascua, el Señor nos invita a reflexionar sobre el amor. Jesús mismo nos dice: el que ama es aquel que cumple mis mandamientos. Y esta es una de las cosas mas lindas que nos enseña Jesús, sobre todo a los jóvenes. Porque muchas veces cuando hablamos del amor, sobre todo en el ámbito de los jóvenes o en la realidad de hoy, hablamos del amo, como una especie de sentimiento, como una especie de cosquillita en el corazón, que nos hace suspirar, y nos hace mirar todo de una manera distinta y capaz que de la persona que tenemos esos sentimientos, vemos defectos, pero nos resultan muy chiquititos. Entonces creemos que el amor es eso, creemos que el amor es un sentimiento. Y realmente el amor es mucho más que un sentimiento.



Seria iluso creer que ese sentimiento que yo tengo por la otra persona, va a durar siempre. En las etapas del amor, puede que en algún momento tengamos esa cosquillita en el corazón, pero el amor es mucho más que ese sentimiento. El amor es justamente, el estar, el brindarse en continuidad. Pase lo que pase. Por eso la expresión más plena del amor entre dos personas, es el casamiento por la Iglesia, porque ahí en ese momento, uno dice “bueno yo me comprometo a amar y a estar al lado de la otra persona, pase lo que pase”. En la salud como en la enfermedad, en la prosperidad como en la adversidad, amándolo y respetándolo durante toda su vida, pase lo que pase. Por más que después la princesa se me transforme en bruja o el príncipe en sapo. Lo importante es, justamente, ese compromiso para toda la vida, más allá de los sentimientos.



Por eso, justamente, el amor es mucho as que un sentimiento, es comprometerse a cumplir, durante todo el tiempo, los mandamientos. El amor es, justamente, comprometerse a estar al lado de una persona, pase lo que pase. Un ejemplo muy grafico que ayuda a  pensar que es el amor, es justamente, que dos personas se esposen, pensemos en las esposas de los policías, esos aros metálicos, que ajustan la muñeca; nos esposamos con la otra persona y tiramos la llave al río Paraná, de tal manera que cuando tengamos ganas de abrirnos las esposas, de desligarnos de la otra persona, no lo podamos hacer, y nosotros somos consientes que queremos ser así, que queremos tirar la llave al río Paraná, para no tentarnos en algún momento y desposarnos. Eso es amar. Eso es un compromiso.



El amor no tiene que ver tanto con una cosquillita en el corazón, sino que tiene que ver con la entrega, con heroicidad y, hasta muchas veces, con mucho sacrificio. Ese es el amor que nos enseña Jesús. Por eso dice: "el que ama, cumple mis mandamientos”. Justamente, la manera que tenemos de amar a Jesús, es cuando procuramos vivir en nuestra vida lo que nos pide: los mandamientos: amar a Dios y amar al prójimo, desde las cosas más grosas hasta los detalles más mínimos,  y eso no hacerlo durante un período no más, no hacerlo en un momento de entusiasmo sino durante toda la vida. Porque a veces decimos: “Sí, soy capaz de cumplir todos los mandamientos y de entregarme.” Pero ese entusiasmo dura dos semanas, después se termina. Y el amor no es solamente un entusiasmo, es mucho mas.



Entonces el Señor nos invita a amar de esa manera. A descubrir el verdadero significado del amor, que no tiene nada que ver con los sentimientos. De hecho cuando busquemos amar a Jesús, muchísimas veces no vamos a sentir nada. Amar significa entonces, cumplir, poner en práctica, aquellos mandamientos que Él nos dejo. De esa manera, le demostramos que lo amamos. Es lo primordial, lo más importante en nuestra vida, el amor. Puede haber otras cosas en el mundo, pero lo más importante, lo que nos plenifica, lo que nos hace bien, es el amor. El amor bien entendido, que vuelvo a repetir tiene un sabor amargo de sacrificio, de entrega, de heroicidad. Ese amor, es lo más importante para la persona y es lo que lo plenifica. La persona puede tener muchas cosas, dinero, poder, autoridad, pero si no tiene el amor, no es anda, porque no saca lo mejor de esa persona.



Termino con un cuentito:

Había una vez, dos novios, que se estaban por casar y decidieron hablar con el padrecito, para que los prepare para el sacramento del matrimonio. Y el padrecito estuvo hablando después de misa con estos noviecitos, estuvieron hasta tarde, la charla fue muy linda, se hizo hasta muy tarde. Y como se hizo tan tarde, el padrecito se ofreció para llevarlos a cada uno a su casa. En ese trayecto estaban, cuando iban arriba de un Citroën e iban un poco fuerte en el autito del padrecito, y en ese momento se cruza un perro y el padrecito hace una mala maniobra, con tanta mala suerte de que tienen un accidente, chocan un poste y el novio, pasa de tocar la guitarra a tocar el arpa. Se muere el novio, esas cosas que a veces suceden y que no se entienden por qué suceden, igual no se asusten y no se entristezcan, esto es un cuento, la cuestión es que el novio muere.



Y pobre, la novia queda desconsolada, porque justamente, era lo que esperaba para toda su vida, y ahora, sucede esto. El novio, por supuesto, estuvo en las puertas del Cielo, donde lo recibió San Pedro y le dijo: “Bueno, mirá, acá tenes una balanza, que en un platillo tenés que poner las cosas malas y en el otro platillo, tenes que poner las cosas malas”, como seguramente nos va a suceder a nosotros, entonces de acuerdo a donde se incline la balanza, vos te vas a ir al cielo o al infierno. Por supuesto, puso las cosas buenas en el platillo y las malas, en el otro platillo; y la balanza se inclinó mucho más para las cosas malas.



Entonces San Pedro, le dijo: “Bueno, te voy a dar otra oportunidad; andá, bajá a la tierra y busca algo que consideres valioso, para poner en el platillo de las cosas buenas y que se incline hacia el otro lado y te ganés el cielo, porque si no vas a arder en el infierno”. Se fue volando el novio a la tierra y buscó todas sus riquezas, sus títulos de propiedades, todos los bienes que tenía, terrenos, casas, todo; y lo puso en la bandejita. Pero la bandejita apenas se movió, todavía quedaba inclinada hacia los pecados. Entonces san Pedro le dijo: “Bueno, te voy a dar una oportunidad más, anda a la tierra, buscá aquello que consideres valioso, sino vas a arder en el infierno”.



Baja a la tierra de nuevo, entonces busca todos los títulos, los honores que había tenido, todos los trofeos que había ganado en la vida, los junta en una bolsa y los pone arriba del platillo. Y el platillo apenas mueve también. Y entonces ya no sabía qué hacer  y san Pedro le dijo: bueno, te voy a dar la última, pero esta si es la última oportunidad, baja y conseguí algo que vos consideres valioso y traelo acá, porque si no vas a quedar en el infierno. Este movió no sabía qué hacer y piensa en pedirle ayuda a la novia, recurre a la novia para ver si lo puede ayudar en algo en esta realidad, sino va a arder en el infierno. Y cuando se encuentra con la novia, esta se había dormido, había llorado tanto, que se había dormido. Le dio pena despertarla, pero pudo observar que en la mejilla todavía había una lágrima de lo que había llorado por ese novio, que ya no estaba. Así que el novio, tomo en su dedo, en el dedo índice, la lagrima y volvió al cielo para colocarla en el platillo. Apenas la lágrima se posó en el platillo, inmediatamente el platillo se inclino hacia el lado bueno y se gano el cielo. Porque en la lagrima estaba contenido todo el amor, todo el amor que la novia le tenía al novio.



Justamente, el amor, es lo que le hizo ganarse el cielo al novio, el que le permitió disfrutar del paraíso. Por eso, lo más importante es el amor. El amor bien entendido, el amor sacrificado, el amor que tiene gusto a entrega, el amor que tiene gusto a heroicidad, pero que es lo mejor para nosotros aquí en la tierra y en el futuro, en el cielo. Ojalá así sea.

 

Oleada Joven