Recientemente llegó a mi correo electrónico un mensaje muy especial. Una amiga se tomó la tarea y dedicó unos minutos de su tiempo a escribir un escrito de VIDA. ¿De vida? Sí, de vida… De vida porque el mensaje que quiere llevarnos es parte importante en cada vida y fue esa misma vida que logró transmitir en sus palabras. Cuando lo leí, algo me dijo que tenía que compartirlo y lo consulté con ella, ambas estuvimos de acuerdo pues queremos llevar este mensaje hasta el último rincón del mundo y que sean más los que se sumen a esta aventura de VIDA.
Aquí el escrito:
¿Te has planteado lo que el Señor quiere para tu vida? ¡Si aún no lo has hecho, ya es hora! Es hora de preguntarte: ¿Qué me pide el Señor? ¿Para qué he sido creado? Cada uno de nosotros ha sido separado desde el principio para algo en concreto. Desde antes de formarnos en el vientre materno ya el Señor nos había colocado un sello, ¡Sello que tenemos que darnos la tarea de descubrir! ¿Cómo descubro aquello que el Señor tiene para mí? Comenzando un proceso de Discernimiento Vocacional. Ciertamente, a veces, le huimos a la palabra “Vocación”, o más bien, a aquello que nos puede estar pidiendo el Señor. El Discernimiento Vocacional es un proceso por el cual toda persona debería pasar. Es el ir descubriendo la Voluntad de Dios. Toda persona es diferente, somos como árboles, existen millones, pero ninguno es igual al otro. El Señor es la brisa, el agua y la luz… a todos nos alcanza y nos muestra el caminar. No podemos pretender recibir respuestas inmediatamente. Pero sí recibimos algunas “señales“, señales de amor que nos van mostrando el recorrer. En esas pequeñas cosas tenemos que ver a Dios, ver su mano obrando. Tenemos que estar atentos a su Voz. Sacar nuestros momentos de silencios, permitirle hablar. Es importante hacer silencio interior y adentrarnos en Él. En lo personal, algo que disfruto mucho es ir a visitarlo, estar frente al sagrario, el mirarlo y dejarme mirar por Él. Porque es una mirada llena de amor, que me enloquece de ese mismo amor. El discernir indica un deseo de cambio, porque ando en búsqueda de aquello que Dios tiene para mí, por lo tanto, me abro completamente y dejo que el Señor sea quien me guíe. Por eso, tengo que llenarme de valentía, para aceptar la voluntad de Dios y poder afrontar esas “piedrecitas” en el caminar: también para trabajar con aquello de mí que no agrada al Señor. La vocación es un acto grandísimo de amor, es una entrega total de amor. Quien ama se entrega por completo. Que alegría poder exclamar como Santa Teresita del Niño Jesús: “Mi vocación es el amor“. Es una entrega que me lleva al compromiso, al comprometerme con Cristo y con la Iglesia, sea cual sea mi vocación. Te invito a que te des la tarea de ir descubriendo cual es el plan del Amor de los amores para contigo. Y nunca olvides que este caminar va de la mano con la oración y con María; fiel cumplidora de la voluntad del Señor. ¡Ánimo!
¿Te has planteado lo que el Señor quiere para tu vida? ¡Si aún no lo has hecho, ya es hora! Es hora de preguntarte: ¿Qué me pide el Señor? ¿Para qué he sido creado? Cada uno de nosotros ha sido separado desde el principio para algo en concreto. Desde antes de formarnos en el vientre materno ya el Señor nos había colocado un sello, ¡Sello que tenemos que darnos la tarea de descubrir! ¿Cómo descubro aquello que el Señor tiene para mí? Comenzando un proceso de Discernimiento Vocacional.
Ciertamente, a veces, le huimos a la palabra “Vocación”, o más bien, a aquello que nos puede estar pidiendo el Señor. El Discernimiento Vocacional es un proceso por el cual toda persona debería pasar. Es el ir descubriendo la Voluntad de Dios. Toda persona es diferente, somos como árboles, existen millones, pero ninguno es igual al otro. El Señor es la brisa, el agua y la luz… a todos nos alcanza y nos muestra el caminar. No podemos pretender recibir respuestas inmediatamente. Pero sí recibimos algunas “señales“, señales de amor que nos van mostrando el recorrer. En esas pequeñas cosas tenemos que ver a Dios, ver su mano obrando. Tenemos que estar atentos a su Voz. Sacar nuestros momentos de silencios, permitirle hablar. Es importante hacer silencio interior y adentrarnos en Él.
En lo personal, algo que disfruto mucho es ir a visitarlo, estar frente al sagrario, el mirarlo y dejarme mirar por Él. Porque es una mirada llena de amor, que me enloquece de ese mismo amor.
El discernir indica un deseo de cambio, porque ando en búsqueda de aquello que Dios tiene para mí, por lo tanto, me abro completamente y dejo que el Señor sea quien me guíe. Por eso, tengo que llenarme de valentía, para aceptar la voluntad de Dios y poder afrontar esas “piedrecitas” en el caminar: también para trabajar con aquello de mí que no agrada al Señor.
La vocación es un acto grandísimo de amor, es una entrega total de amor. Quien ama se entrega por completo. Que alegría poder exclamar como Santa Teresita del Niño Jesús: “Mi vocación es el amor“. Es una entrega que me lleva al compromiso, al comprometerme con Cristo y con la Iglesia, sea cual sea mi vocación.
Te invito a que te des la tarea de ir descubriendo cual es el plan del Amor de los amores para contigo. Y nunca olvides que este caminar va de la mano con la oración y con María; fiel cumplidora de la voluntad del Señor. ¡Ánimo!