Al comienzo de la Primavera
vuelvo a ponerme en tus manos, Señor.
Señor de la vida,
regalame una nueva vitalidad en este tiempo.
Sacame los lentes oscuros con los que tantas veces
se me empaña la mirada,
y regalame los tuyos.
Renovame el corazón,
liberame del espíritu derrotista,
de fracasos pasados y desilusiones.
Dame un corazón fresco,
capaz de amar mucho,
de entregarme y de ofrecerme.
Ampliame los horizontes,
sacame de mis encierros,
animame a entregarme
en todo por construir el Reino.
Hablame, Señor, de los tiempos que vendrán,
de tus promesas,
de lo que soñaste desde siempre
y que me invitás a construir con Vos.
Quiero ser perfume tuyo,
alegría y entusiasmo
para mis hermanos con quienes
comparto la vida.
Semilla que se esparce,
que brota y que da vida
a los demás.
En Primavera todo renace,
y yo también quiero renacer en Vos.
De nuestra redacción
Milagros Rodón