Hace algunos días se conoció la historia de Oscar, el hombre de Bahía Blanca que llegó al Hospital con un fuerte dolor de cabeza. Juan Ponce, el médico de guardia que lo recibió no pudo detectar ninguna causa a esa “fuerte cefalea”.
Al rato descubrió el verdadero motivo de su visita médica: Oscar cumplía ese día 84 años y no quiería pasarlo solo en su casa. Gisel, una de las enfermeras que lo recibió contó en su cuenta de Facebook: “Anoche este hombre fue a la guardia por una “cefalea” y lo pongo entre comillas porque saben cual era su verdadera dolencia? Hoy cumple 84 años y no queria estar solo. Sí, asi como lo leen”. Es que Oscar quedó viudo hace 4 años y no tuvo hijos. Sus hermanos, mayores que él, también fallecieron.
El médico convocó a Gisel, Sasana y Rocío e improvisaron una torta con un alfajor, inflaron globos con guantes descartables, consiguieron una vela y cantaron el Feliz cumpleaños. Esa era la mejor medicina que podían ofrecerle. “La cara de este hombre y sus ojos llenos de lagrimas de tanta emocion por algo tan simple como esto no me lo olvido NUNCA mas. Uno de sus deseos fue que el proximo año le pase lo mismo” agregó Gisel.
La historia se hizo viral y miles de personas acercaron su saludo al anciano. Desde ese día, las enfermeras junto a Juan Ponce, médico de guardia, lo van a visitar todos los días. “Todo esto que nos pasó ahora tiene más valor que diez sueldos juntos. No tiene precio para mí. Es invaluable”, agregó Susana.
La historia de Oscar nos habla de otros muchos como él que padecen la soledad, que se siente excluídos y sin una mano amiga. Dicen que Dios tiene tus manos y las mías para obrar en el mundo. Sobra el trabajo en esta viña que es el mundo, y el Señor nos llama a todos a echar mano en la tierra, a arar, a sembrar, a cosechar y a volver a sembrar.