Cuántas veces sentimos que el lugar en el que estamos ya no nos llena, o más bien, estamos tan cargados de cosas que no queremos que se queden para nosotros solamente, queremos dar a conocerlas, compartirlas. Salir de nuestra zona de confort, de ese lugar donde todo está bajo control y que incluso hasta se volvió monótono…
A medida que vamos conociendo a Dios, nos damos cuenta que tenemos que ir por más, porque es tanto lo que recibimos de Él que no podemos guardarlo solamente en nuestro corazón sino que hay que sacarlo a la luz, dar a conocerlo porque es a eso a lo que nos invita. Dios se vale de nosotros, somos instrumentos para que llevemos su palabra a quienes no lo conocen o a aquellos ya lo conocen pero necesitan RECONOCERLO.
Tenemos que salir de nuestras comodidades y empezar a preparar el terreno ¡Y sobre todo nuestro corazón! para emprender nuevos rumbos, nuevos caminos y volar por otros cielos.
Ir cada día, por un poco más…