Cuando terminó de hablar, un fariseo lo invitó a cenar a su casa. Jesús entró y se sentó a la mesa. El fariseo se extrañó de que no se lavara antes de comer.
Pero el Señor le dijo: “¡Así son ustedes, los fariseos! Purifican por fuera la copa y el plato, y por dentro están llenos de voracidad y perfidia. ¡Insensatos! El que hizo lo de afuera, ¿no hizo también lo de adentro? Den más bien como limosna lo que tienen y todo será puro.
Palabra de Dios
P. Raúl Gómez sacerdote de la Arquidiócesis de Mendoza
Nos encontramos en torno a la Palabra del Señor en este día en que nos regala el Evangelio de Lucas, que relata claramente esta situación en donde Jesús ha terminado de dar una enseñanza a los discípulos, a la multitud que los sigue. Y, en este sentido, Jesús se acerca y va a cenar a la casa de un fariseo, tras recibir su invitación. Jesús entró a la casa, se sentó a la mesa y acá aparece el cuestionamiento de este fariseo porque Jesús no se había lavado las manos. Jesús responde con estas palabras: “Así son ustedes, los fariseos, purifican la copa y el plato y por dentro están llenos de voracidad y perfidia. Insensatos.”
Jesús se dirige de un modo duro ante estos hombres de la ley, estos hombre que participan del estudio de la Torá en la sinagoga, porque están más atentos a lo de afuera y no ven lo de adentro. No ven el corazón.
El Señor ve siempre el corazón de cada uno de nosotros aunque nosotros, hombres limitados, muchas veces vemos las apariencias y nos quedamos en eso. Sin embargo, el Señor nos invita a ir más allá, a poder descubrir claramente la riqueza que cada ser humano, cada hermano, cada Cristo que camina a nuestro lado nos puede brindar y también nosotros podemos brindarles. Por eso, pidámosle al Señor que podamos ser cada día más transparentes, más coherentes con lo que decimos y hacemos. Que todo lo que hagamos salga desde lo profundo del corazón. Que no estemos mirando y buscando qué le falta a tal hermano, a tal hermana o criticando. Sino que podamos descubrir a nuestros hermanos y descubrirnos, a cada uno de nosotros, como una bendición de Dios para nuestros hermanos y de ellos para nosotros.
Que tengas una bendecida jornada en este día. Que el Señor te ayude a ir más allá y poder ver lo que hay en el corazón de cada hombre y reconocer su Presencia y a no quedarnos en las apariencias. Que el Señor sea luz y guía en este día para el camino de tu vida.