Otro aspecto importante de la espiritualidad del caminito que nos propone Santa Teresita es vivir el momento presente.
No darle vueltas al pasado, sino abandonarse en Dios y su misericordia.
No atormentarse por el mañana, sino confiarlo a su providencia.
El Evangelio es realmente claro en este punto: «Por eso les digo: No se inquieten por la vida, pensando qué van a comer, ni por el cuerpo, pensando con qué se van a vestir… ¿Y quién de ustedes, por mucho que se inquiete, puede añadir un instante al tiempo de su vida?… El Padre sabe que ustedes las necesitan».
La preocupación jamás ha resuelto ningún problema. Lo que resuelve problemas es la confianza, la fe.
«Les aseguro que si tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, dirían a esta montaña: “Trasládate de aquí a allá”, y la montaña se trasladaría; y nada sería imposible para ustedes»
Un padre dominico me dijo: “Lo que me agota no es el trabajo que llevo a cabo, ¡sino el que no llego a realizar!”
A menudo son las preocupaciones que nos debilitan. Al contrario, cuando se vive el momento presente, en el abandono, en la confianza en el Señor, nos es dada una fuerza que nos permite vivir día tras día, y empezar de nuevo todas las mañanas.
Olvidándonos del camino recorrido, como dijo San Pablo, hoy he elegido creer de nuevo, he elegido tener confianza, he elegido amar.
Y mañana volveré a empezar, sin preocuparme… Esto es la vida espiritual.
Vivir el momento presente supone aceptar la debilidad: renunciar a rehacer el pasado o dominar el futuro, contentarse con el presente.
Pues es muy liberador.
Dios no se mide por su gracia como en una especie de balance contable el pasado, de las buenas y malas acciones.
Mi fe me es dada por Él en función de mi fe presente: “¡Conforme a tu fe te será dado!”. Poco importa el pasado, si hoy me decido a creer, a tener confianza, a amar, tengo la certeza de poder contar sobre todo con el amor de Dios. Es lo que le pasó al buen ladrón: “¡Hoy estarás conmigo en el paraíso!”.
“La confianza en Dios” Ejercicios espirituales basados en la doctrina de Teresa de Liseux. Jacques Philippe.