Lo que me lleva a seguir a Jesús
es la alegría que siento desde que descubrí su presencia en mi vida
deseo llevárselos a todos,
experimenté la salvación
y no necesito ver más pero si darlo todo el tiempo
dar lo que se me fue regalado.
Siento el deseo de que todos vean la salvación de Dios en mi vida,
está vivo y nos ama eternamente.
Desde que descubrí que Dios me llamó a la santidad a medida que fui creciendo en la fe
y espiritualmente entendí, que siendo santo, AMO a Dios, y al prójimo.
Y no hablo de ser perfecto sino Santo, que implica caídas pero la clave está en levantarse
pero volviendo a Dios siempre volviendo a él.
Por lo que es todo un camino.
No se trata de centrarse en uno, sino en olvidarse de uno para despojarse y así amar
desinteresadamente como Jesús nos enseñó.
M.L