Me inscribí para la misión de Radio María y mi kit misionero llegó justo cuando las 24 horas del día no me alcanzaban para estudiar y seguir el ritmo que la facultad exige.
Me desilusioné de mí misma, por no poder encontrar un momento para salir al encuentro de la gente en los barrios.
Entonces, un gran amigo con el que solemos charlar todo el día (la mayoría de las veces yo hablo y Él escucha), que cuando quiere hacerse entender lo hace y sin titubeos ni dudas; me encendió una chispita en el corazón. No me pude resistir y le dije que me guíe, porque Él sí que conoce de caminos.
Y si, nunca me había dado cuenta que tenía que llevar a Dios a las personas con las que compartía todos mis días, a mis compañeros.
Admito que sentí un poco de miedo e incertidumbre, pero la Fe fue más grande y Dios me impulsó a misionar ahí, entre ellos que ven a un Dios tan lejano; me impulsó a entregarles una partecita de mi corazón. El resultado me sorprendió, me lo agradecieron y me hace feliz llegar a la facultad y ver las calculadoras, cuadernos y celulares pintadas de color, gritando que ¡JESÚS ESTÁ VIVO! CAMINA CON VOS, CAMINA CONMIGO.
Amigos, cuando quieran misionar, no tengan miedo, tengan FE