Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar porque eran pescadores. Entonces les dijo: “Síganme, y yo los haré pescadores de hombres”.
Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron.
Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca con Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los llamó.
Inmediatamente, ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron.
Palabra de Dios
P. Pablo Osow sacerdote de la Arquidiócesis de La Plata
En esta fiesta del apóstol San Andrés, el hermano de San Pedro, en el Evangelio contemplamos a Jesús caminando entre la gente y mirando. Este es el primer mensaje del Evangelio de hoy: Jesús está, recorre, te mira, está pendiente. Valora lo que hacés, tus esfuerzos, tus ganas, tus dificultades y tus necesidades. Él sabe bien quien sos y te elige, no porque seas mejor o peor, o porque hayas hecho las cosas bien, más o menos o muy mal. Te elige y te llama porque quiere.
Dice el Evangelio “Jesús llamó a los que quiso”, “misterio grande de amor es que nos llames así tal como somos a tu encuentro”, canta el padre Eduardo Meana.
Así como somos Él se fija en nosotros y nos convoca, está en nosotros decirle que sí o no. Pero si le decís que sí, él va a transformar toda tu existencia. Jesús le va a dar un sentido nuevo a lo que haces o a lo que te dedicas.
“Yo te voy a hacer pescador de hombres”, eso quiere decir que hagas lo que haga la finalidad es el ser humano. Detrás de esos papeles que tenés quizás en la oficina o en tu trabajo, hay seres humanos. Detrás de tus estudios, aunque sean muy técnicos como ingeniería, física o arquitectura, hay seres humanos que se van a ver beneficiados de tu estudio. Detrás de tu actividad como docente, hay seres humanos. ¡Y vaya si los hay!
Un hermano marista siempre me aconsejaba: “No te vayas nunca de un colegio sin mirar, por lo menos, a un pibe a los ojos”. Hay futuros detrás de esas personitas. Detrás de todo lo que haces. Y ese es el sentido nuevo que Jesús le quiere dar a nuestra existencia: el amor. Nos envía también a nosotros a ser instrumentos de ese amor, para que, como Andrés, Pedro, Santiago y Juan convoquemos a otros.
Yo a veces les pregunto a las personas de mi parroquia “¿Cuánta gente hay acá en misa que vos hayas invitado?”. Cuanta gente habrá que está escuchando Radio María porque vos se lo recomendaste. ¡Seamos apóstoles! Valientes para decir que si y asumir esta tarea que Jesús nos confía. Que Dios los bendiga en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.