Se bautizó él y las 800 personas de su pueblo lo imitaron

viernes, 1 de diciembre de
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El papa Francisco invitá de modo permanente a que los cristianos seamos discípulos misioneros, de puertas abiertas, que llevemos el evangelio a las calles y que generemos una cultura del encuentro, sobretodo con los más pobres y los que tienen diferentes creencias. 

 

Josim Murmu, de familia pobre tribal en Bangladés, conoció a Jesús y contagió a todo su pueblo. Hoy viernes 1 de diciembre, a sus 30 años,  fue ordenado sacerdote católico por el papa Francisco que se encuentra de visita apostólica en Myanmar y Bangladés. Junto a él fueron ordenados otros 15 compañeros ante unas cien mil personas.

 

Josim vive rodeado de sorpresas: en cuatro años de evangelizador logró que se hiciera católico todo su pueblo, Pollibut, que cuenta con unas 800 personas. Era un pueblo de religión tribal animista, con elementos hindúes. Josim no es de familia influyente: su padre es campesino, su madre cuida el hogar, con 4 hijos varones y tres mujeres. 

 

Siendo niño, una vez pasó un sacerdote franciscano por el pueblo, el padre Gerome. Le habló de Jesús y ese encuentro le cambió la vida. 

 

 

 

El origen de tantas vocaciones: “quiero ser como ese”

 

“Un día me dijo: ‘Josim, vamos a enseñar a esas personas’”, cuenta. “Yo fui con él. Luego de seguirlo durante un tiempo, nació un deseo: ser como él”. El joven le preguntó al sacerdote cómo podía volverse cristiano, pero la respuesta lo sorprendió: “Lo primero que debes hacer es aprender”.

Josim estudió y rezó, y al cabo de un tiempo explicó a su familia que quería ser bautizado. Para su sorpresa, ellos no solo no se opusieron… sino que quisieron ser cristianos también. 

“Ellos estuvieron de acuerdo conmigo, aceptaron mi decisión. Y me dijeron que ellos también querían volverse cristianos. Así que toda mi familia se convirtió”.

Más adelante, otro sacerdote notó algo en el chico. “Él me llamó aparte y me dijo: ‘Josim, tú tienes un fuego que arde dentro de ti. No lo apagues’. El fuego que ardía era Cristo”.

 

 

Deseo de predicar y enseñar la Buena Nueva

 

El joven completó sus estudios universitarios (Bachelor of Arts) y decidió entrar en el seminario de Dinajpur. “Mi deseo era volverme sacerdote, enseñar a las personas, trabajar por ellos, predicar la Buena Noticia, que es Dios”. Aunque no fue fácil, su ejemplo de vida y sus palabras fascinaron a sus paisanos. 

 

La familia de Josim con su nueva fe despertó comentario y las dificultades no se hicieron esperar. Bangladés tiene unos 163 millones de habitantes, de los que 9 de cada 10 son musulmanes, pero eso aún deja espacio para unos 15 millones de hindúes y una cantidad indeterminada de personas con religiones animistas tribales mezcladas con rasgos hindúes. En la diócesis de Dinajpur hay muchos lugares así, comunidades con sólo algunos musulmanes. 

 

“Al principio no nos aceptaban, estaban en contra de nosotros y no querían ayudarnos. Eran distintos, tenían muchas tradiciones de la religión hindú, como la adoración de los dioses y las ofrendas a las divinidades. A pesar de ser pobres, donaban lo que tenían [a las divinidades paganas]” relata el joven sacerdote. 

 

Tenía fuego por anunciar el evangelio, pero parecía que a nadie le interesaba encontrarse con la noticia liberadora de Jesús. “Yo no sabía qué hacer, así que acudí a mi director espiritual. Y él me dijo: ‘No te preocupes. Vive tu vida, sigue tu decisión hasta el fondo. Ellos entenderán, y poco a poco, también cambiarán su vida” contó.

 

Pero Josim habla con pasión de su relación con Cristo… y eso debió ayudar a transformar a todo el poblado. “Jesucristo vino por mí. Él es mi amigo, mi Dios, mi Creador”, explica Josim de su fe. “Cuando Él vino a este mundo, enseñó a la gente, predicó a las personas. Él ha dado su vida por mí. Y ha venido a la tierra y me ha salvado de mis pecados, ha muerto para salvarme del pecado”. Con ese tipo de frases y con una buena vida, y el empuje del Espíritu Santo, todo su poblado se hizo cristiano.

 

 

Amaré a mi gente

 

Josim continuará evangelizando. “Iré a testimoniar a Cristo, a predicar el Evangelio”. No lo hará  a los gritos. “Con respeto por la fe de cada uno, sea budista o musulmán, llevaré la Buena Noticia y seguiré el ejemplo del Papa Francisco de trabajar por los seres humanos. Serviré a mi pueblo en la parroquia del Sagrado Corazón en Suihari, donde seré asistente del párroco, el padre Gian Battista Zanchi, un misionero italiano. Amaré a mi gente, a los pobres e inválidos, a cristianos y a musulmanes”.

 

 

Material adaptado en base a artículo publicado en Religión Libertad

 

Oleada Joven