En aquel momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo:
“Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar”.
Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: “¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven! ¡Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron!”
Palabra de Dios
P. Raúl Gómez sacerdote de la Arquidiócesis de Mendoza
Nos encontramos en torno a la palabra del Señor en este día, en el marco de este nuevo tiempo que estamos transitando como es el adviento, preparación a la navidad, vemos claramente esta escena bíblica donde los discípulos vuelven de misión y esta oración que brota de lo profundo del corazón de Jesús como relata San Lucas que Jesús se estremeció de gozo y alabó al Padre por haber revelado estas cosas a los pequeños y a los sencillos y haberla ocultado a los sabios.