Jesús dijo a sus discípulos:
“No son los que me dicen: ‘Señor, Señor’, los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo.
Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca.
Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: esta se derrumbó, y su ruina fue grande”.
Palabra de Dios
P. Pablo Osow sacerdote de la Arquidiócesis de La Plata
Hermanos, en este tiempo de Adviento intentamos repasar nuestra manera de amar para que sea más parecida a la del Evangelio para así recibir la visita real de Jesús en esta Navidad. Repasando nuestros amores nos encontramos con amores que son como arena, y amores sólidos. Los amores como arena, o amores líquidos, son los que se escurren porque están regidos por la ley de la oferta y la demanda Los queremos porque nos dan algo y nos quieren porque le damos algo y se van disolviendo, esfumando y escurriendo cuando dejamos de dar o cuando dejamos de recibir lo que esperábamos del otro. Estos amores hacen que la casa se caiga, que se derrumbe, y no queda piedra sobre piedra.
Repasemos cuales e nuestros amores son así y pongamos la mirada en esos amores que no cambian y son incondicionales. No dependen de lo que el otro me dé, ni tampoco de lo que yo le dé. Amores hay fuerza, necesidad de ser contenido y abrazados por un amor sin condiciones.
¿Cuándo un amor es sólido? Cuando dejamos entrar en él al Señor que es como nuestra roca. El Señor es el que le da sustento y cimiento a nuestra vida. ¿Y cómo hacer para dejar entrar al Señor en nuestros amores? En primer lugar, rezando. Y al rezar repasar cada uno de nuestros amores de amistad, pareja, etc. Amores que quizás la vida nos va mostrando o proponiendo y hacerlos pasar por la oración. Pedirle al Señor que se manifieste como espíritu de solidez en ese amor y que sea cada vez más fuerte, y que sea Él mismo, la roca, el amor fuerte, él que le de solidez a ese amor.
Y de esa manera cumpliremos el Evangelio y no será solamente “Bla bla”, sino que es necesario escuchar y cumplir. No es solamente decir “Señor, Señor, soy Cristiano” Sino hacer realidad, concretar en los hechos la Buena Noticia de Jesús, la propuesta que Él vino a traer a la tierra.
Les dejo la bendición de Dios en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.