Mucho más que un arbolito decordado

lunes, 11 de diciembre de
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Navidad época de alegria, de salvación, de esperanza. Son fechas en las que parecemos olvidar penas y regocigarnos con el amor que viene con ésta buena noticia. Y si bien cada católico comprende el verdadero significado tras el 25 de Diciembre, la costumbre de los regalos bajo el pecembre y/o el árbol persiste. Con cuanto esmero algunos familiares o amigos preparan sus regalos, aguantando largas horas de cola, un mar de gente en cada local, aunque nunca falta el pariente que solo te regala medias jajaj en fin amor en cada detalle.

 

Anoche vi un video en facebook de Sky News, un canal británico, sobre el trabajo infantil en las minas de cobalto en África. Ese cobalto es utilizado para las baterías de nuestros celulares. Dorsen de sólo 8 años y Richard de 11, fueron algunos de esos pequeños que fueron entrevistados “mi madre ya ha muerto, tengo que trabajar todo el día y mi cabeza duele mucho”, “Cuando me levanto cada mañana me siento terrible sabiendo que tengo que volver aquí otra vez (la mina)”. Te preguntarás que tendrá que ver con la navidad, bastante creo yo. Esos eran NIÑOS, que deberían reír, jugar y educarse, trabajan en minas para satisfacer un deseo insaciable en el hombre. “Nunca nada es suficiente para el alma del consumismo”. Habiendo tantas formas correctas de hacer las cosas, siempre elegimos, lo barato, lo fácil, lo rápido, sin importar cuanto nos deshumanice y a quien lastimemos. Pareciera que hemos olvidado que no somos de este mundo porque muchos desean adueñarse de él.

 

La navidad no adquiere mayor importancia ni mucho menos mayor alegría por los regalos que uno entregue. Pero sobre todas las cosas los regalos no definen la medida de nuestros afectos o el valor de la vida, son sólo objetos hechos por las manos del hombre mientras que nuestra alma ha sido pensada, amada, y creada por Dios desde mucho antes de nuestro nacimiento. La navidad es un símbolo de que fue tanto el amor de Dios, tanto el deseo de nuestra compañía y amistad, que entregó a su Hijo, a si mismo, como cordero para el matadero. Y no hay celular, televisor, dron, o juguete que se compare con su Misericordia.

 

Estas fiestas recuerda el verdadero próposito, recuerda la historia de miseria humana que aveces hay detrás de cada objeto y lo que el deseo por poseer nos hace, pero más importante aún recuerda que eres hijo de tu Santo Padre, su Sangre derramó para verte sonreír por toda la eternidad junto a Él.

 

Fátima Ricchini