Cuando sentí angustia, vos me aliviaste
Cuando sentí dolor, vos me curaste
Cuando tuve una desilusion amorosa, vos me abrazaste y me amaste
Cuando me he peleado con alguien, vos me ayudaste a reflexionar
Cuando desaprobé un final, vos me animaste
Cuando necesité hablar, vos me escuchaste
Cuando solo podía llorar, vos pusiste tu mano en mi hombro
Cuando necesité silencio, vos me entendiste
Cuando te llamé, vos atendiste
Cuando me alejé, vos me buscaste
Cuando te necesité, vos estuviste.
Infinitos son los momentos en los que me sentí paralizado por las circunstancias, momentos en los que solo veía impedimentos para llegar a vos. Pero en esas ocasiones pude encontrarte, no me dejaste, me perdonaste y me sanaste. Me obligaste a levantarme y a seguir, confiando y sabiendo que iba a lograrlo.
En esos momentos, Jesús, te pude ver en el rostro y en el corazón de mis amigos,que con amor y alegría me ayudaron a llegar a vos.
-Lucas 5,17-26