Desde el autoconocimiento a la felicidad

domingo, 31 de diciembre de

Del autoconocimiento a la felicidad

 

 
 
Desde el autoconocimiento
hacia una vida plena y llena de sentido
 
  • AUTOCONOCIMIENTO
 
Conocerse a sí mismo es el primer paso hacia una vida sana y plena de sentido.
No se trata de un conocerse superficial y teórico sino profundo y existencial. Consiste en adentrarnos en lo más profundo de nuestro interior y tomar contacto con lo que allí pasa: Qué siento, qué experimento, qué recuerdos hay, qué heridas, qué puntos oscuros que me cuestan ver cara a cara… todo aquello que no quiero ver ni aceptar y todo aquello bueno, bello y cierto que hay en mí tanto dado, como por darse. ¡Todo lo que hay en mí de posibilidad y proyección!
Conocerse internamente, nos conduce hacia un equilibrio y una armonía existencial, que nace de aceptar con serenidad nuestros límites y sombras, trabajar con alegría y confianza en aquello que podemos cambiar o mejorar, y disfrutar, potenciar y poner al servicio todos los dones y talentos que hemos recibido.
Para que este conocerse sea auténtico y pleno, hay que descubrirse y sentirse amado y desde ese amor recibido saberse y encontrarse llamado a amar. Solo así podremos dar un paso más hacia la aceptación de mí ser, de mi historia, de mis heridas, de lo que hablaremos más adelante…
Tenés que convencerte vos mismo, porque nadie lo puede hacer por vos, que tu vida vale mucho, que sos único e irrepetible, que tú originalidad, lo que vos tenes para aportar a este mundo y a los que te rodean, no lo puede hacer nadie más! Dios te dice: “¡Es maravilloso que vos existas!! ¡No da lo mismo que estés o no estés!! ¡Tengo un sueño grabado en tu corazón que va a llenar tu vida!!”
 
  • ACEPTACIÓN
 
Aceptarse no es tarea fácil. Y esto está íntimamente relacionado con el conocimiento de sí. Muchas veces no queremos ver, saber, conocer, sentir en nosotros el peso de la verdad… Nos asusta nuestra oscuridad, nuestros defectos, nuestros errores, nuestra historia, el daño que hemos hecho y hemos recibido… Es más fácil, mirar hacia afuera, mirar y juzgar a los otros, preferimos, escondernos detrás del ruido, detrás de las pantallas, detrás de los grupitos cerrados, detrás de los falsos perfiles y publicaciones, detrás de la prisa y la aceleración, detrás del consumo y acumulación de cosas…
Sin embargo, esto paradójicamente, nos conduce hacia un encierro, un vacío, un sin sabor por las cosas que hacemos, no podemos gozar verdaderamente de la vida, los amigos, la familia, la naturaleza… De lo sencillo de un bello amanecer o atardecer, de unos mates compartidos, de un deporte, una caminata, de unas risas sinceras entre amigos, de una caricia, un “te quiero”, un “te necesito”, un “aquí estoy”… Nos mentimos y la mentira nunca nos lleva a buen puerto.
La aceptación es un camino, no es algo de un día para el otro. Es un proceso de toda la vida, con distintos matices. Es un camino gradual de reconciliación conmigo mismo y con mi historia, con Dios y los demás. Es un camino de reconciliación y resignificación constante. A medida que avanzamos en profundidad, vamos mirando la vida, mi vida, la historia con mayor comprensión…
Reconciliación con mis límites, con el límite propio y de los demás. Con los límites de mi personalidad, mi carácter, mi físico, mi salud, pero, sobre todo, más hondo, con mi límite ontológico y existencial.
 
  • Hijos, no esclavos
 
Hay una frase de Viktor Frankl que ilustra muy claro esto que venimos tratando de expresar: “Somos hijos de nuestro pasado, no esclavos. Y padres de nuestro porvenir”. Aquí Frankl resume gran parte de su profunda intuición sobre el sentido y la existencia del hombre. No estamos determinados por nuestro pasado, por nuestra historia, ni contexto social. Si condicionados y por eso “hijos”. Pero también padres de nuestro porvenir. Es decir, ¡soy libre y responsable de lo que elija ser desde hoy en adelante! Conocer mi condición de hijo de mi pasado, me ayuda a caminar hacia la libertad interior desde el autoconocimiento y aceptación.
 
  • DONARSE – Libres para amar
 
¡Toda persona humana necesita amar y ser amado para autorrealizarse! Esto nos distingue de cualquier otro ser, esto es lo que quiere decir ser creados “a imagen y semejanza”. ¡Somos capaces de amar, somos libres para amar!
 
By Juan Manuel Canevello

 

Juan Manuel Canevello