Pobre la Madre

martes, 2 de enero de
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Cansada, sucia, arapienta está la Madre, después de haber parido. ¿quién la ha ayudado? No se. 
Pobre y solitario nace el Niño, lleno del amor del Padre y de sus padres. 
Es de noche en Belén, una noche que se ha iluminado con la luz más grande de todas las luces, una luz que puedes ver con los ojos del alma, no es solamente un niño, es Dios que está ahí, pobre, envuelto sólo en pañales, tal vez sin mucho baño al nacer, es Dios que se hace ese gurí de la calle, que no te da mucha simpatía, que a veces es despreciado, que es dejado de lado. Es Dios que se hace ese niño abandonado, sin lugar para él en la sociedad del descarte. 
La Madre también camina y camina kilómetros en cada mujer que recorre caminos oscuros de la vida, y que también es despreciada. Esa Madre también sufre en la madre que no tiene qué darle de comer a sus niños, que no tiene lugar a veces en la casa para tanto.

La Navidad en Belén no gozó de mucho lujo, la Navidad en Belén fue casi un reclamo de dos caminantes cansados, sucios que pedían auxilio para que nazca su NIÑO. La Navidad en Belén tuvo mucho de alegría después del paso por el dolor y el sufrimiento y ya se veía en Belén que “mientras sonríe se hace una luz y en sus bracitos crece una cruz”.

Que en esta Navidad descubramos el mensaje del Dios de la pobreza, que se revela en las cosas sencillas, en lo cotidiano, en el sí que damos cada día.

 

MARIA ERIKA MARTINEZ