Señor, Tú has debido equivocarte en tus cálculos.Hay un error general:las horas resultan demasiado cortas,los días se hacen demasiado cortos,las vidas son demasiado cortas.
Y Tú, Señor, que estás fuera del tiempo, sonríes al vernos batallar con él.Tú sabes lo que te haces, Tú no te equivocascuando distribuyes el tiempo a los hombres, Tú das a cada uno el tiempo justo para hacer lo que quieres que haga.Pero no conviene perder tiempo,malgastar el tiempo,matar el tiempo.Pues el tiempo es un regalo que Tú nos haces,pero un regalo fugitivoque no se puede meter en una lata de conservas.
Señor, sí, tengo tiempo.Tengo todo el tiempo mío, todo el que Tú me das:los años de mi vida,los días de mis años,las horas de mis días.Todas enteras y mías.
A mí me toca llenarlas,tranquilamente, con calma.Pero llenarlas bien enteras,hasta los bordes,para luego ofrecértelasy que de su agua desabridaTú hagas un vino generosocomo hiciste en Canápara las bodas de los hombres.
Por eso hoy, Señor,no te pido el tiempo de hacer estoy aquello y lo de más allá.Te pido solamente la graciade hacer bien a conciencialo que Tú quieres que hagacon el tiempo que Tú me das.
(Michel Quoist)