Entonces llamó a los Doce y los envió de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus impuros. Y les ordenó que no llevaran para el camino más que un bastón; ni pan, ni alforja, ni dinero; que fueran calzados con sandalias, y que no tuvieran dos túnicas.
Les dijo: “Permanezcan en la casa donde les den alojamiento hasta el momento de partir. Si no los reciben en un lugar y la gente no los escucha, al salir de allí, sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos”. Entonces fueron a predicar, exhortando a la conversión; expulsaron a muchos demonios y curaron a numerosos enfermos, ungiéndolos con óleo.
Palabra de Dios
P. Pablo Osow sacerdote de la Arquidiócesis de La Plata
Un Jesús que se presenta atractivo, fascinante, asombroso. ¿De dónde saca todo eso? ¿Cómo puede ser que este Jesús sea tan sabio y haga tantos milagros? San Juan Bosco los invita a recorrer el camino de la cercanía, de la atracción, un camino educativo pero que es aplicable a toda forma de Evangelización. Hacernos partícipes de los intereses de los más pequeños, recorrer los caminos de sus deseos aunque sean pequeños o muy infantiles, recorrer ese camino de la atracción y del amor. Que se sientan amados en las pequeñas cosas por nosotros.
Jesús recorrió ese camino, pero también el camino duro de la decepción. En el Evangelio de hoy lo vemos claramente: se dan cuenta de que es el hijo del carpintero y de María, que tiene parientes y en definitiva termina siendo un motivo de tropiezo para ellos porque es demasiado cercano. Santo Tomás de Aquino dice “Excesiva familiaridad engendra desprecio” y a veces es así, pero cuando se manifiesta esa desilusión, desprecio o escándalo de la excesiva cercanía es justamente la oportunidad para que las personas levanten la mirada y se encuentren con la mirada de Dios que no decepciona.
Por eso una tarea muy importante del evangelizador es invitar contantemente a la gente a levantar la mirada hacia cielo y darnos cuenta de que uno solo es el que sana, salva, perdona, enseña y tiene la verdad. Es el Señor. Recorramos junto a Jesús y a San Juan Bosco este camino de la atracción, decepción y la conducción hacia lo alto.
Que Dios nos bendiga a todos en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.