La experiencia de su mirada

martes, 7 de junio de

 

Hola!!  Y, cómo te fue? Te animaste a ir hacia tu fuente interior para encontrarte con Su Mirada…?

Hoy vamos a ingresar a la experencia de alguien que quiere compartir con nosotros su oración ante la Mirada de Jesús…

 

No dejes, nunca, de mirarme, Señor

porque, donde Tú miras, sé que se encuentra

el pozo de la felicidad.

 

¿Qué tiene tu mirada, Señor?

¿Por qué, hundiéndose tus ojos en el suelo,

no dejas de poseer tu corazón en el cielo?

No dejes, nunca, de mirarme, Señor

porque, de la manera en que Tú miras

uno se encuentra con la paz sin fisuras

con la sabiduría que viene del cielo

con la serenidad que necesita nuestra existencia.

 

 

¿Por qué me miras, así, Señor?

Indigno soy de tu mirada, Señor,

Me propones caminos de vida,

y elijo los que conducen a la muerte.

Me susurras palabras de alieno,

y me disipo en el ruido.

Me acaricias con mano de amigo,

y mendigo aquellas que no me ofrecen nada.

Mírame, Señor, y no dejes nunca de mirarme.

Porque, el camino, cuanto Tú marchas delante

es menos árido y menos complicado.

Porque, la senda, cuando es iluminada

por tu presencia,

se convierte en vida y esperanza,

ilusión y agradecimiento.

 

 

Mírame, Señor, y no dejes nunca de mirarme.

Para que mi corazón, junto al tuyo siempre,

se agite con movimiento ascendente hacia el cielo

y en ritmo descendente hacia la tierra.

 

 

¿Por qué me miras así, Señor?

¿Qué tengo yo de noble para que

tus ojos se detengan en mí?

¿Qué has encontrado en mi vida

para que, por un solo instante,

sea yo merecedor de tanto amor y de tanta gracia?

No me importa, Señor;

aquí tienes mi fragilidad y mi angustia

mis temores y mi cobardía

mi dureza y mis egoísmos

mis luchas y mis contradicciones

mis flaquezas y mis caídas.

 

 

Mírame, Señor, y no dejes nunca de mirarme.

Porque, cuando Tú miras,

sé que el futuro ya no será tan incierto

ni tan difícil soportarlo.

Sé que el presente estará más lleno

de plenitud y de luz.

Sé que el pasado, ya no contará

por los errores cometidos.

 

 

Mírame, Señor, y no dejes nunca de mirarme

Y, cuando me mires,

déjame, siquiera un segundo

acercarme a tu corazón y,

luego seguir adelante.

Amén



Leíste toda la oración? No me digas, que por momentos no sentías que eras vos mismo el que le decía esas palabras a Jesús…

 

¡Qué cosa! Cuando alguien nos comparte su propia experiencia de Dios, de repente parece que se convirtiera en una ola (¡¡¡¿¿¿de ahí vendrá “Oleada”!!!!??) que nos baña a muchos, que nos invita a sumergirnos más profundo.

 

Hoy te invito a que des gracias por aquellos que te han salpicado con su “ola”, y que te animes a salpicar a otros con la tuya. Quién te diga que con tu ola, la mía, y la de quien Dios quiera se haga un mar para que otros empiecen su “viaje divino” navegando hacia el Amor de Dios….!! Sumá tu agua, el impulso y el dinamismo lo pondrá Su Espíritu, que ya está viniendo!!

 

 


 

Hna Silvia

 

Oleada Joven