Hola!! Y, cómo te fue? Te animaste a ir hacia tu fuente interior para encontrarte con Su Mirada…?
Hoy vamos a ingresar a la experencia de alguien que quiere compartir con nosotros su oración ante la Mirada de Jesús…
No dejes, nunca, de mirarme, Señor
porque, donde Tú miras, sé que se encuentra
el pozo de la felicidad.
¿Qué tiene tu mirada, Señor?
¿Por qué, hundiéndose tus ojos en el suelo,
no dejas de poseer tu corazón en el cielo?
porque, de la manera en que Tú miras
uno se encuentra con la paz sin fisuras
con la sabiduría que viene del cielo
con la serenidad que necesita nuestra existencia.
¿Por qué me miras, así, Señor?
Indigno soy de tu mirada, Señor,
Me propones caminos de vida,
y elijo los que conducen a la muerte.
Me susurras palabras de alieno,
y me disipo en el ruido.
Me acaricias con mano de amigo,
y mendigo aquellas que no me ofrecen nada.
Mírame, Señor, y no dejes nunca de mirarme.
Porque, el camino, cuanto Tú marchas delante
es menos árido y menos complicado.
Porque, la senda, cuando es iluminada
por tu presencia,
se convierte en vida y esperanza,
ilusión y agradecimiento.
Para que mi corazón, junto al tuyo siempre,
se agite con movimiento ascendente hacia el cielo
y en ritmo descendente hacia la tierra.
¿Por qué me miras así, Señor?
¿Qué tengo yo de noble para que
tus ojos se detengan en mí?
¿Qué has encontrado en mi vida
para que, por un solo instante,
sea yo merecedor de tanto amor y de tanta gracia?
No me importa, Señor;
aquí tienes mi fragilidad y mi angustia
mis temores y mi cobardía
mi dureza y mis egoísmos
mis luchas y mis contradicciones
mis flaquezas y mis caídas.
Porque, cuando Tú miras,
sé que el futuro ya no será tan incierto
ni tan difícil soportarlo.
Sé que el presente estará más lleno
de plenitud y de luz.
Sé que el pasado, ya no contará
por los errores cometidos.
Mírame, Señor, y no dejes nunca de mirarme
Y, cuando me mires,
déjame, siquiera un segundo
acercarme a tu corazón y,
luego seguir adelante.
Amén
Leíste toda la oración? No me digas, que por momentos no sentías que eras vos mismo el que le decía esas palabras a Jesús…
¡Qué cosa! Cuando alguien nos comparte su propia experiencia de Dios, de repente parece que se convirtiera en una ola (¡¡¡¿¿¿de ahí vendrá “Oleada”!!!!??) que nos baña a muchos, que nos invita a sumergirnos más profundo.
Hoy te invito a que des gracias por aquellos que te han salpicado con su “ola”, y que te animes a salpicar a otros con la tuya. Quién te diga que con tu ola, la mía, y la de quien Dios quiera se haga un mar para que otros empiecen su “viaje divino” navegando hacia el Amor de Dios….!! Sumá tu agua, el impulso y el dinamismo lo pondrá Su Espíritu, que ya está viniendo!!
Hna Silvia