"No les toca a ustedes conocer los tiempos y las fechas que el Tata ha reservado a su autoridad.
Pero recibirán una fuerza, el Espíritu Santo, que descenderá sobre ustedes para ser testigos míos…"
Hch 1, 7-8
Sos impaciente. Señal que esperás. Y en esto hay dos cosas importantes: qué es lo que esperás, y qué hacés en este tiempo de espera. Cómo vivís esa esperanza.
Creo que esperás la VIDA. Querés vivir, y hacerlo hasta el final, gozando y siendo valioso en cada momento de tu desarrollo. Tenés que mantenerte totalmente en lo que te toca vivir, y luego salir de ello plenamente. No quieras dejar taperas. Tenés que acampar y levantar tu toldo dejando quizás un trozo sin escarcha: el mismo que ocupaste al relente de la noche.Sé fiel a tu estrella; a la misma a la que le confiaste tu rumbo cuando te largaste a la huella. Aunque, adentrándote en la noche, ella parezca haber trepado desde el horizonte, y ahora la veas tremendamente lejana y alta, casi sobre tu misma cabeza.
No importa. La tierra es fiel y te la devolverá en cada atardecer que acampes y en cada madrugada que tengas que volver a ensillar. Y cuando se nuble, preguntale a los pastos para qué lado doblan sus puntas. Así sabrás adónde se ha de poner el sol.
Todo esto parece muy poético y un poco volado. Pero sucede que para hablar de ciertas cosas, lo mejor es que no las mires de frente. Es preferible tomar como punto de referencia todo aquello que nos habla de lo que buscamos. De esta manera no te sentirás un desterrado. Ni un turista.
El desterrado se siente un extraño, a quien nada le habla de lo que en verdad le interesa. El turista tampoco siente un verdadero interés por lo que las cosas le dicen. Porque sólo tiene interés por sí mismo. Tal vez simplemente tenga curiosidad. Es un bicho de superficie. Y eso es malo para el que se adentra en la noche.
Viví la noche tan plenamente como el día. El lenguaje poético, que es el de las cosas, te ayudará a soñar. Cosa buena para noche.
El que sueña en la noche, siempre se despierta con motivos para amanecer.
Ha descansado Bien.
Fuente: Peregrinos del Espíritu Mamerto Menapace Editora Patria Grande