Tiempo de vivir

miércoles, 2 de mayo de
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Hace varias semanas que no escribía. Desde la Semana Santa para ser exacto.

Estaba esperando a ver como iba con todas las cosas que tenía que hacer este año. Digamos

estaba en un necesario tiempo de organización. De planificar los días y semanas. De ir armando la

vida. 

Y aquí estoy. Con el año encima comenzando ya el mes 5. Siempre pareciera como que fue

ayer que estábamos iniciando el año laboral y ya de eso pasaron dos meses. Sí, dos meses.

Siento una flojera gigante cada lunes por la mañana y cuando ya es de tarde resulta que ya es

viernes. El fin de semana vuela y volvemos al principio. Con suerte alguna vez me fijo que estamos

a miércoles y es mitad de semana.

Pero todo este ir y venir de pensamientos tiene una razón. Será que se nos está pasando la vida

y no nos damos cuenta lo valioso que tenemos en nuestras manos?.

Al menos a mí me ocurre a veces. Entre tantas responsabilidades y cosas que atender, me hacen

falta minutos en el día para detenerme, respirar y agradecer.

Y no es por falta de gratitud. Creo que todo lo que voy viviendo tiene su fundamento en Dios.

Lo que me preocupa y me quita la paz a veces es cómo la vida pone su pie en el acelerador y

no hay espacio para nada más que no sea cumplir y tener todos los deberes al día.

Sin duda debo confesar que he sido siempre muy detallista e incluso a veces perfeccionista,

es muy satisfactorio que las tareas estén hechas y bien hechas. Pero eso no quita que no eche

en falta un momento para mí, para hacer lo que quiera o simplemente no hacer nada.

El tiempo como dicen por ahí es oro. Y no dejar de ser cierto.

Apenas voy iniciando una semana y ya estoy pensando en lo que tengo que hacer la semana que

sigue o en un mes más. A pesar que todo lo que hago lo intento vivir con alegría, quisiera aprender

a vivir el hoy en plenitud, para que todo lo que venga mañana sea mejor.

Lo que todo esto me deja pensando es que me siento invitado a tocar el tiempo. No que se pase

enfrente de mi nariz como el viento, sino a tocarlo con mis manos y decir: ahí vas y yo voy 

contigo, me acompañas a cada paso. Estás en mis alegrías y también  en mis dificultades,

ayúdame a hacerme un espacio para agradecer y también para contemplar lo que voy viviendo.

Porque todo lo que va transcurriendo es parte de la vida, de lo que está escrito en mi historia.

Pero esa historia tiene un autor, el autor de mi vida es Dios y el tiempo de vivirla es ahora.

 

Javier Navarrete Aspée.

 

 

 

Javier Andrés Navarrete Aspée